Un platanero de 800 kilos firmado por Tim Burton y paredes decoradas con vinilos dedicados por grandes artistas son algunas de las curiosidades que esconde este local
Es indiscutible afirmar que Madrid también es la capital de la gastronomía, lugar donde conviven un sinfín de locales que siguen luchando por superarse día a día y ofrecer un concepto más innovador si cabe con la intención de conquistar los paladares de su público.
En pleno auge de la cultura foodie y en el propósito de crear un espacio que no deje indiferente a nadie nace ‘La peligrosa’, el nuevo restaurante del grupo Zoko que te hará viajar en el tiempo. Un platanero de 800 kilos inaugurado por el mismísimo Tim Burton da la bienvenida a un local dedicado a los melómanos donde se recupera el gusto por la buena música y donde es posible tomarte una caña escuchando a Bob Dylan o a los Hombres G.
«Queríamos alejarnos de la bengalas, las shishas y el reggaeton e irnos al otro lado, hacia los 90, los cassettes y todo ese mundo más táctil. Lo contrario al mundo digital, una época en la que la música se tocaba», afirman desde el establecimiento.
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Ubicado en la calle Menorca, en el barrio de Retiro, el chef Javier Álvarez forma parte de este nuevo concepto que mezcla música, ocio y una «cocina de barrio sofisticada». Desde su ‘porn dog de kebab’ a un ‘Jarrete de ciervo a la sidra con parmentier de castañas y boletus’, la carta promete. Se definen a sí mismos como un estilo «punk-aristócrata» y un local apto para todos los públicos, pero dedicado a «oídos exigentes y paladares exquisitos».
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El equipo de ‘La peligrosa’ lo forman dos grupos: la parte creativa formada por Joe Pérez-Orive, director de marketing, promotor de conciertos y conocido por ser jurado de ‘Operación Triunfo 2017’, y su mujer, Dara Romero, como directora creativa; y la parte gastronómica, por otro lado, con el chef Álvarez y Peter Alexander, director general del grupo Zoko, orgullosos de haber logrado durante la pandemia «crear un equipo que combinara los platos de vinilo con los platos de cocina».
Y es que, una de las muchas curiosidades que esconde este local es que está decorado con vinilos firmados por grandes artistas que han pasado por la capital, como Pink Floyd, que en su mayoría pertenecen a la colección personal de Pérez- Orive: «Soy coleccionista de vinilos y carteles. Cuando surgió la pandemia me cambió un poco la forma de pensar sobre el coleccionismo, cambié el chip y pensé en una forma de compartir todo esto con la gente de Madrid».
Aunque reconoce que el día que pegaron los vinilos a la pared estuvo cerca de un ataque de nervios, a día de hoy le reconforta ver a la gente sonriente, haciéndose fotos y haber logrado que el restaurante sea lo más parecido a un museo de la música madrileña. Señalan que nunca buscaron ser «un restaurante de Instagram» pero la decoración «ha funcionado muy bien».
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En un barrio en el que abundan las tabernas y la cocina tradicional, este nuevo proyecto apuesta por algo rompedor: música en vivo durante las cenas de los jueves, viernes y sábado y abundante música rock de los años 70,80 y 90.
Confiesan haber dado con un público «exigente a nivel gastronómico y musical» ya que empezaba a ser difícil entrar en un bar y escuchar Wonderwall de Oasis o a Amy Winehouse: «Hoy en día escuchas la misma canción en todos lados, así que fuimos arriesgados».
Su oferta musical, acompañada de una gran propuesta coctelera, convierte a este nuevo restaurante en el sitio de moda en Madrid.
