martes, marzo 19, 2024
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La Iniciativa Tres Mares: el control del este de Europa

La Iniciativa Tres Mares es una organización internacional formada por países en el marco del este de la Unión Europea en el año 2016 (Austria, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia). Cuya función es trazar una red internacional bajo el objetivo de la ayuda y cooperación económica, energética, de infraestructura y comunicación en un foro de diálogo que ayude a dinamizar esa región de la Unión Europea pero que esconde toda una infraestructura dinámica que se ha activado con la guerra de Ucrania y ofrece un modelo para controlar el mar y reforzar la presencia occidental en tierras del este de Europa.

Curiosamente, esta organización cuenta con el apoyo de Bruselas, China (Liu Haixing, asistente del Ministerio de Exteriores de China, dio un discurso en 2016) y de Estados Unidos (el General James L. Jones habló en nombre de Estados Unidos). Esto, sin duda, ha sido un dinamizador para toda la región, especialmente para Polonia, uno de los más entusiastas líderes de esta organización cuyo nombre ya define el espacio geográfico que van a ocupar, porque los tres mares son: Mar Báltico; Mar Negro; Mar Adriático

Polonia, cuya tendencia en la Unión Europea ha tendido hacia el nacionalismo antiruso y una política identitaria y tradicionalista de corte católico en amplios sectores de la sociedad, se ha mostrado muchas veces como antiprogresista bajo los parámetros sociales occidentales, pero junto a eso ha militado con un liberalismo proestadounidense en el plano económico, militar y, también, en la universidad de donde saldrá la próxima élite polaca.

Esto ha hecho que Polonia se convierta en el máximo líder de los estados eslavos occidentales cuyo peso centrífugo ha ayudado también a dinamizar otras organizaciones tan antirusas como antiprogresistas como Visegrado. De hecho la Iniciativa Tres Mares, que logra moverse en un parámetro geográfico de tránsito entre Occidente y los eslavos orientales (rusos y bielorusos) tiene una versión en la idea del nacionalista ucraniano Bielsky con su Unión Intermarium, idea apadrinada por Estados Unidos cuyo objetivo es impulsar un paneslavismo con eje centrífugo en Ucrania, fuera de la Unión Europea, con dos objetivos principales: retirar la influencia rusa tanto en su conservadurismo actual como a los nostálgicos comunistas instrumentados por Moscú y, al mismo tiempo, suavemente posicionarse como líder frente a la Unión Europea.

Esta conjunción y su preponderancia en la organización «Iniciativa Tres Mares» ha permitido a los polacos, junto con el hecho de que son la economía más importante del este de la Unión Europea, convertirse en el hegemón de la región eslava occidental postsoviética.

Curiosamente Rusia, que es un país enorme pero cuyo corazón es el mundo eslavo, tiene un gravísimo problema de penetración en el mismo con esta organización ya antes de la guerra de Ucrania, ya que mientras que las relaciones comerciales eran impulsadas desde esta organización, al mismo tiempo el conjunto de la UE evitaba que Rusia penetrara ideológicamente en la zona. De hecho, el conservadurismo regional de esta zona tiene puntos de contacto con Rusia, pero desde luego están muy lejos del paraguas ideológico de Moscú.

Por lo que para Rusia esto era tan peligroso como los escudos antimisiles de la OTAN en el centro de Europa o la guerra de Ucrania. El problema es el siguiente: Rusia tiene graves problemas para lograr el control en las regiones eslavas (entendidas estas regiones como el este de Europa y los Balcanes, donde también tiene pretensiones y cuyo eje es, por ahora, Serbia).

Sin embargo, esta preponderancia no es exclusivamente étnica, sino religiosa. Rusia se ha convertido en la cabeza de facto del cristianismo ortodoxo. Sin embargo, en Ucrania se ha enfrentado a un cisma administrativo que le ha sacado (con el apoyo del Patriarca Bartolomé de Constantinopla, un primus inter pares) de las regiones ucranianas del oeste del país al entender estos que la Iglesia Ortodoxa rusa puede ser un instrumento en las manos del Kremlin.

Tras el inicio de la guerra de Ucrania, el espacio eslavo occidental se ha encerrado en sí mismo y se ha volcado con Ucrania, aunque ha habido tensiones. Ya que, mientras Polonia ha sido el más beligerante de la región contra las sanciones, Hungría, otro miembro de la región pero que no forma parte del mundo eslavo aunque está enclavado en el espacio geográfico de la región, ha sido el más crítico con las sanciones.

Todo el frente de batalla es la región eslava postsoviética, cuyo conflicto contemporáneo empezó al entrar en la Unión Europea y que ha desembocado en el actual conflicto Moscú-Kiev. Los rusos temen sobremanera la dinamización de estos mares.

Sobre todo, porque el mar Báltico, un mar semicerrado, con la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, rubricaría la pérdida de ese mar aislando el óblast de Kaliningrado y entregando todo el litoral al Tratado Atlántico apuntalando el dominio de esta región tras la entrada de Estonia, Letonia y Lituania en la UE y la OTAN. En el Adriático, la situación es de constante avance de Occidente siendo que Serbia, tras la separación de Montenegro, ya no posee litoral. Y en cuanto al Mar Negro, la presencia de la OTAN en la cuenca desde Rumanía hasta la frontera con Georgia, donde está Estados Unidos muy implicado y donde los turcos están desarrollando su Mavi Vatan, hizo que Crimea y la costa ucraniana fuera más importante que cualquier masa terrestre controlada por Kiev. 

El sueño ruso, para contrarrestar la “Iniciativa Tres Mares”, que en la Unión Intermarium tiene su versión telúrica, sería tomar toda la costa que va desde Crimea hasta Rumanía controlando Odesa.

La “Iniciativa Tres Mares” es, por lo tanto, una obra de ingeniería geopolítica compleja de primer orden, con diversos niveles de implicación y objetivos cuya meta es sacar a Rusia en cualquier forma de esta zona y empujarla a sus fronteras.

Decisión llevada a cabo en contra de las advertencias de los tecnócratas, banqueros y burócratas de la Unión, pero que fue una victoria para los estrategas que lograban sentarse sobre esos países para contrarrestar una eventual influencia rusa que llegara hasta las fronteras de Alemania. Para llevar a cabo esto, se dio la carrera hacia la frontera rusa con la entrada masiva en la Unión Europea de estos países postsoviéticos, la expansión hacia el este de la OTAN y la necesidad de apuntalar este entramado en el este del continente mediante el control político y militar, pero faltaba el elemento de colaboración vecinal económico y eso es, desde luego, la Iniciativa Tres Mares.

La guerra de Ucrania es entre Occidente y Rusia, que ve cómo está perdiendo cada vez más territorio de influencia, pero que tras la victoria en Siria ha querido replicar su éxito, siendo que Europa es el principal campo de batalla entre Washington y Moscú, con el consiguiente riesgo de enconamiento y guerra de posiciones. Sin embargo, todo indica que los estrategas occidentales llevan la delantera y la iniciativa y que, al final, lograrán su objetivo.

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