viernes, abril 26, 2024
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Indicadores y pruebas de estrés en Inteligencia

El Emboscado

De nuevo debo retrasar mi articulo programado (siempre intento que sean válidos para más de una ocasión y no que sean efecto de un único suceso) porque lo Urgente e Inmediato quita poder a la construcción de lo importante, dejamos aparcado lo que debe servir para crear, en este caso un germen o un “entorno fértil” para lo que podemos llamar Comunidad de Inteligencia y Seguridad. Algo que tras algunos intentos “feudalizados” y algunos conflictos de Banderías, sigue como comenzó en manos muchas veces de quien tira de galones sin tener especial conocimiento pero si ascendente en el “imaginario colectivo de sapiencia sobre estas cosas” (sea esto verdadero o falso); y en otras ocasiones de “arribistas” bien conectados que con cuatro palos hacen un sombrajo de algo que, siendo ciencia y metología pura, queda convertido cuando menos de “modus vivendi” razonable, amparándose en “gafas oscuras y palabras ampulosas”. Las redes, foros y demás ámbitos comunicativos están repletos de “sabios” de hace tres días que se suben al carro como si toda su vida llevaran inmersos en estrategias de Inteligencia y seguridad.

Si queremos saber de su valía usemos la prueba del algodón y veamos, no lo que escriben o dicen casi siempre llevados por buenos accesos documentales y cohorte de becarios/as ansiosos de participar en algo importante, si no miremos las veces que han construido algo parecido a una “unidad de Inteligencia” o al menos a un informe de “Soft Landing para una empresa en el extranjero” (dicese un informe de inteligencia económica para la toma de decisiones empresariales).

Pero no es esta la urgencia que me hace salir apresuradamente de la espesura del emboscamiento. Acabamos de vivir un suceso, que si bien no se merece el adjetivo de histórico, por que como veremos sólo es un “hito” en el camino, y de ser histórico o causal directo de algo más transcendente sólo lo veremos a posteriori. Los que peinamos canas hemos visto ya sucesos que parecían graves y “Tsunámicos” que acabaron en aguas turbulentas que dejaron poco más que un poco de barro y susto; y sucesos que pareciendo nímios, han generado, revueltas, movimientos sociales, revoluciones y auges o caídas de gobiernos, estados y reputaciones en tan breve tiempo que no se supo de dónde venían tantos cambios, Y es que muchas veces nos fijamos en el suceso puntual y no vemos el contexto, los antecedentes o los intereses explícitos o tácitos que agazapados son como resortes o palancas de gran efectividad y de imposible freno.

Aviso a Navegantes de “ardor guerrero”, verbo afilado y palabras intensas. Sólo un necio, un inconsciente o quien no ha visto de forma directa una guerra o conflicto osaría pensar que a cualquier suceso la respuesta militar es la primera o la única en actuar ante una crisis internacional. Decía, el que pasa por ser uno de los más grandes teóricos de la estrategia militar, Carl Von Clausewitz: “ la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Por tanto, no es de cobardes pensar en la “negociación y el conocimiento de los sucesos de forma completa” como primer paso, como tampoco es de valientes “hacer lo que se tiene que hacer, cuanto toca hacerlo, de forma contundente y explicita”. Por que lo primero prepara la proporcionalidad de lo segundo, que aunque nadie dice nunca desear, a veces te toca ser “la generación que pierda la zona de confort y ponga claros los intereses colectivos a costa de su posible sacrificio personal”. No suelo considérame en modo alguno un “halcón” en estos temas, pero desde luego no me siento ni actúo como “paloma” cuando es menester. Los conflictos y las crisis se dividen entre aquellos que están preparados para ello y los que no, los que tienen una “maquina social y jurídica engrasada para la respuesta” y los que no, los que están dispuestos a la tarea colectiva y hacer con pesar pero con firmeza lo que hay que hacer y los que no; en definitiva los que tienden la mano primero antes de exhibir capacidades y los de “ardor y palabra sonora” que suelen ser los primeros en venirse abajo e ir como pollos sin cabeza de un lado a otro sin más respuesta que la queja de salón y tertulia casposa de falsa testosterona. La teoría evolutiva de Juegos debería ser obligatoria en todas las universidades y en todas las escuelas de negocios.

No voy a glosar, ni a documentar lo acontecido en las fronteras en estos días. Primero por que falta mucha información contrastada y veraz, segundo por que no me corresponde enjuiciar y opinar razonadamente sobre actos que excederían en su análisis el espacio que generosamente me conceden. Pero sobre todo no lo voy a glosar, ni opinar, por que no quiero contribuir a subir el tono o hacer “ruido” cuando lo que se necesita es escuchar para saber los antecedentes, las justificaciones reales o no, qué, cuándo, porqué, dónde paso y quien hizo qué en cada momento.

Al igual que la Banca hace sus pruebas de estrés para comprobar la solidez y respuesta de sus entidades de crédito y bancarias, acabamos de sufrir una prueba de “estresores” para comprobar la capacidad de respuesta en todos lo niveles y en los diversos estamentos públicos y privados ante un “suceso” desmedido, aparentemente sorpresivo y de aparición natural, como si habláramos del efecto de la respiración  y la expulsión de monóxido de carbono. Da igual si obedece o no a un suceso puntual real, justificado, falaz o exagerado. En verdad desglosar la realidad y la intencionalidad objetiva será algo que hará correr ríos de tinta, aparezcan reveladores documentos o no, pero seguramente es más campo de la teoría y objeto de tesis que de obtener una respuesta satisfactoria o que se aproxime a la verdad.

Intentaré no usar ni nombre ni lugares, por que el lugar y los actores pueden cambiar, pero el esquema no. Compartiendo este esquema desearía que ustedes como yo, tengamos argumentos, no sentimientos solo, para responder adecuadamente a la siguiente vez que ocurra; por que no les quepa ninguna duda que algo así volverá a pasar. Como pasa desde que el mundo es mundo, por que aunque la memoria sea floja, tenemos grandes hemerotecas.

Hemos caído como niños de parvulario en una provocación de manual de operaciones de inteligencia, o si se prefiere para ser más exactos operaciones psicológicas de decepción y manipulación. Conocidas como Psycop.

Un primer paso es generar malestar y miedo en una población que ya está al borde del colapso desde hace mucho tiempo, por la mala gestión interna de las fracturas sociales y económicas y ante el exterior del problema migratorio, en un momento de crisis económica mundial por la pandemia, desde una frontera que siempre ha tenido permanentes “estresores” y que se ha utilizado como regulador para explicitar emociones y mensajes desde ambos lados fronterizos, para decir en actos lo que en palabras no se puede. Y si ya de paso el receptor del “aviso” está en plena crisis política… es que no hay mejor momento para poner zancadillas.

Es una acción No violenta, al menos en principio, que desea generar tal “pasmo” que la respuesta pudiera llevar a caer ante la provocación en un acto instintivo de violencia… Entonces la pelota estaría en nuestro tejado por la respuesta “que se nos escapa”.

Luego aparecen noticias contradictorias sobre violencia arbitraria, sobre vandalismo y “agresiones a la propiedad privada”; pero siempre, atención, puesto en boca de terceros, de oídas, nunca aparece un sujeto que hable en primera persona. Se consigue así que, ante la alarma ciudadana, el estado tenga que dar rápidamente una respuesta, y si no está preparado la descoordinación evidenciaría debilidad y las fisuras que este tiene. Se hace una lista y se guarda para otra ocasión.

Además, se busca el origen, la causa, en una “perdida de confianza” ante un suceso en este caso inicialmente humanitario y la supuesta falta de entendimiento o transparencia de una parte. Las ofensas entre “vecinos” siempre suelen ser las más dolientes. Da igual cual sea el suceso, se espera siempre la oportunidad para comprobar cuanto les queremos y cuanto les tememos para saber cuanto pueden la siguiente vez pedir.

No ha de verse como maldad, si no como lo que es: intereses propios de probar mi fortaleza interior, o distraer a mis conciudadanos de problemas que yo mismo tengo, lanzando una cortina de humo y llamando a la defensa de una identidad insultada. Da igual que se conociera el suceso en privado y por conducto reglamentario. Te haces el ofendido igual, y como un novio/a despechado esperará siempre, que tenga o no tenga razón, tu “deseo” de que las cosas funcionen provoquen tu indefensión aprendida.

Y por último. Cuando uno acaba de ser apoyado en sus deseos (da igual que estén justificados o sean caprichosos) por “el primo de Zumosol”, tiene que probar que es fuerte. Si además tiene graves problemas domésticos y una Pandemia te ha tirado abajo todos los planes económicos que llevas más de una década currándote para que te vean como territorio avanzado y buen receptor de inversiones económicas… pues algo tienes que hacer.

El problema es que uno sabe como empiezan las partidas de ajedrez, pero no como terminan. Que es lo importante.

Lamento ser tan pesado. Pero todo lo vivido es de manual. El problema es que como predicamos en el desierto en temas de seguridad e inteligencia (aunque parece que ahora despertamos en el mundo Ciber por imperativo de los “delincuentes”), no estamos ni socialmente fuertes, ni concienciados en lo que es seguridad integral para la Paz y la defensa de valores Democráticos… y pasa lo que pasa: cerramos tiendas, protegemos a los niños, tememos lo desconocido y por supuesto carecemos de respuestas por parte de las instituciones. Un país no es fuerte cuando tiene armas y se sabe que puede responder ante cualquier acto que se le pueda poner, pero un país es débil cuando se sabe por parte de los demás que le pone nervioso.

Las palancas psicológicas funcionan perfectamente, abrir la llave de la pobreza, de la inmigración, del temor a lo desconocido y sobre todo que se acepte sufrir con tal que el “contario” también sufra, es algo que por histórica necesidad usan como mecanismo los países en desarrollo para que los ricos les hagamos caso. Pero esto sólo es hasta que se sienten fuertes y se quieren sentar a tu mesa a codazos.

Esperemos que esta vez algo cambie, aunque sinceramente esto, con sus variantes, llevo viviéndolo ya más de tres décadas de forma recurrente.

Termino como empecé. No me gusta el ruido, no deseo el conflicto, mis “armas oficiales” son el análisis y la investigación. Pero decidí ser un Emboscado, no por decisión propia, si no llevado por los acontecimientos y por un tacticismo o tactismo que creo me permite intentar hacer mejor ciertas cosas. Pero eso en modo alguno me aleja de mi Emboscadura o de tarea colectiva, y me aproxima a la frase de Bruto en la escena segunda del tercer acto del Julio Cesar de Shakespeare: “…igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de Roma, tengo el mismo puñal para mí propio cuando plazca a mi patria necesitar mi muerte”.

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