Un tuitero gallego ha rescatado un vídeo de archivo en el que descubrimos una faceta totalmente desconocida del actual rey de España
Felipe VI lleva años instalado en la memoria colectiva de los españoles. Desde su nacimiento en 1968, su vida ha sido totalmente cotidiana para los habitantes del país. La televisión nos ha permitido verle en nuestros hogares en prácticamente todo momento: su infancia, el primer discurso, la preparación como futuro heredero de la Corona tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, la boda con la ahora reina Letizia, el momento en el que se convirtió en rey…
Las imágenes son incontables, y por eso es imposible abarcarlas todas. También las ha habido, y muchas, para glosar la afición del actual monarca por los deportes. No sólo como hincha, sino también como practicante: no hay que olvidar que Felipe VI, todavía como Príncipe de Asturias, fue el abanderado de España en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
Aquel hito tan recordado no se trató simplemente de un guiño, ya que el hoy rey participó en el mayor evento deportivo del mundo (20 años después que su padre, Juan Carlos I) como regatista. La vela siempre le ha apasionado, al igual que a buena parte de la Familia Real española. Y, sin embargo, hay otra disciplina que parece que a Felipe VI le entusiasmaba (y le entusiasma, al haber estado presente en la grada en varios momentos fundamentales para el país en este deporte en concreto) lo suyo: el baloncesto.
Es lo que se deduce al ver unas imágenes de archivo de la televisión autonómica de Galicia (TVG) rescatadas ahora en Twitter por Fernando Agras. Datan de 1985, cuando el entonces príncipe pasaba una de las etapas de su formación militar en la Escuela Naval Militar de Marín.
En ellas, primero se puede ver a Felipe VI siguiendo un partido de baloncesto desde el banquillo. Para, a continuación, entrar a la cancha y pasar a disputarlo, con el dorsal 15 a la espalda. Tras conducir brevemente la pelota y pelear por un rebote, también se puede ver al ahora rey al término del partido, lanzando el balón a canasta y sumándose raudo a la celebración victoriosa de sus compañeros de equipo.
