Ermua, Madrid o Vitoria han acogido actos de tributo al concejal popular asesinado por la banda terrorista en 1997
Este martes se cumplen 24 años del trágico desenlace del secuestro de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua (Vizcaya), por parte de ETA. Los miembros del comando Donosti se lo llevaron por la fuerza y amenazaron con acabar con su vida si el Gobierno accedía a acercar a los presos de la banda a las cárceles vascas.
Cumplido el plazo, los asesinos cumplieron con su ultimátum y Francisco Javier García Gaztelu ‘Txapote’ le disparó dos veces en la cabeza. El joven concejal murió unas horas después en la Residencia Sanitaria de Nuestra Señora de Aránzazu.
Sucesión de homenajes
Con motivo de este señalado día, se han producido varios actos de homenaje al político asesinado. Uno de ellos ha tenido lugar en la propia localidad de Ermua, de cuyo ayuntamiento era edil Miguel Ángel Blanco. Durante el acto, la secretaria general del PP vasco, Laura Garrido Knörr, ha hablado de Blanco como de «un joven de Nuevas Generaciones, como muchos de nosotros, que decidió dar el paso, ser concejal del PP en Ermua y representar a sus ciudadanos».
Garrido también ha rememorado el «dolor» y la «desesperación» de aquellas 48 horas que transcurrieron entre el anuncio del secuestro y la ejecución, con la masiva movilización que los españoles protagonizaron para pedir por su vida.
Este lunes tenía lugar un acto similar en Vitoria, donde los miembros del Partido Popular de Álava depositaron flores en el lugar que recuerda a Miguel Ángel Blanco en la capital vasca.
Blanco fue recordado también este lunes en los jardines Miguel Ángel Blanco de Madrid, en un acto en el que participaron la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, el presidente del PP, Pablo Casado, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, así como representantes del PSOE (Pepu Hernández), Más Madrid (Rita Maestre) y Vox (Rocío Monasterio) y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.
Ayuso destacó que el asesinato de Blanco «unió a todos» los españoles y propició que la sociedad española «mirase al mal a los ojos».
