viernes, abril 26, 2024
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Mentides catalanes

Divulgando que es Historia

Han tenido a bien los valientes chavales de S’ha Acabat en invitarme a una mesa redonda en Barcelona para desmontar la Leyenda Negra. Será en la Universidad de Barcelona, el miércoles 30 de noviembre por la tarde en la Facultad de Derecho. Iba a ser en la de Historia, pero a alguien no le debió de parecer bien. No sé si porque estaba muy céntrica o porque prefieren hacer actos con el Institut Nova História. Ya saben. Los que llevan a cabo en una universidad de prestigio como la citada, actos académicos (ejem) como «Miguel de Cervantes, catalán: pruebas de una ocultación». Les juro que el título es exacto y así fue dada la conferencia. Pero, claro, teniendo en cuenta que sus catedráticos son usados como aval de que la empresa del Descubrimiento de América fue una empresa… catalana, pues como que normal. Nada, en cualquier caso, que nos tenga que sorprender mucho, ya que uno de sus más eminentes miembros es el promotor y defensor de la tesis que asegura que es cosa más que probada que Cristóbal Colón era catalán. De Barcelona más concretamente. Como lo oyen. Y hermano del que dicen era Presidente de la Generalidad, Francesc Colom. 

Porque otra de las cosas que a lo mejor ignoran, es que la Generalitat de Catalaunya (como se pide que se escriba y diga siempre so pena de ser tildado ya saben de qué), tiene la friolera de 663 años. ¡Desde 1359! Vale que dicen que es en esa fecha cuando se constituye la Diputación del General, como antecedente histórico de la mencionada Generalidad. ¡Pero es que contabilizan los presidentes de esta institución como si fuera un continuo! Y contabilizan nada menos que 132. Lo que sería tan demencial, qué sé yo, como contar las legislaturas de las Cortes españolas desde las de León de 1188. Cuna del Parlamentarismo, como así lo ha reconocido la UNESCO. ¡Que no los catalanistas apasionados a los bulos de la Historia! Los que son, y así queda titulado en este artículo y en catalán para que lo entiendan, fanáticos de las «mentidas catalanas». Esto es: mentiras. Para que apellidarlas.

Según los apasionados a las fake news con barretina, el parlamento más antiguo, ¿dónde se imaginan que aparece? ¡Bingo! En Cataluña. ¡Dónde si no! El que fuera, por tanto el 130º presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, en un discurso nada menos que en la universidad de Harvard, se arrogó que «el primer Parlamento del mundo, mucho antes que Inglaterra» fue el catalán en el siglo XI. Y no hay más. Con lo que no nos ha de extrañar que víctimas del afán por catalanizar cuanto hecho relevante pueda ser asignado a España, acaben señalando una serie de barbaridades que sobrepasan lo que son los aspectos negrolegendarios sobre una España que hacen coincidir en todo lo malo con Castilla, como quitarle el mérito del Descubrimiento americano, pero no la responsabilidad del presunto genocidio indio. Andar hablando del esclavismo castellano y quitando estatuas muy dignos al Marqués de Comillas en Barcelona por negrero, como hizo la alcaldesa Ada Colau, pero olvidando curiosamente el enriquecimiento catalán a costa de la esclavitud durante el siglo XIX.

En cualquier caso, la caraja es tan mayúscula como la Sagrada Familia de Barcelona. Pues siendo la Conquista americana cosa mala malísima, luego se empeñan en que Hernán Cortés se llamaba realmente Ferrán, y era un noble catalán. Otros conquistadores también eran más catalanes que el pantumaca (que, por cierto, parece ser cosa inventada por murcianos, pero no nos liemos más). Francisco Pizarro, conquistadore del Perú, era en realidad un tal Francesc Pinós De So i Carròs; Diego de Almagro, descubridor de Chile, su nombre real Jaume d’Aragó-Dalmau. Y el navegante Américo Vespucio realmente se llamaba Despuig y estaba al servicio del «rey de Cataluña» (sic). ¡No les hacen del Barça de milagro!

Viendo esto ya nos parece normal lo primeramente citado de Cervantes, nombre original Joan Miquel Servent, que por supuestísimo habría escrito su inmortal Don Quijote en catalán. Como lo serían también obras inmortales como El Lazarillo y La Celestina. ¡En catalán las dos! Como catalanes eran Santa Teresa de Jesús (¡qué de Ávila ni Ávila!), y un tal Leonardo da Vinci… de Manresa. ¿Su obra la Mona Lisa? Isabela de Aragón, y las montañas que se ven al fondo del cuadro, no otras sino las de Montserrat.  ¿Seguimos enumerando barbaridades históricas? ¿Nos sorprenderá entonces las que se lanzan contra Felipe V, que juró los fueros catalanes, y siendo sus gobernantes quienes le traicionaron y no al revés? ¿Qué un tal consejero en jefe como Rafael Casanova al que cada 11 de septiembre homenajean como héroe contra ese españolismo arrasador de Cataluña, hizo un bando donde decía cosas como que había que acudir «a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España». De España. ¡Ea!

¡Mucho trabajo tienen asociaciones serias como la de Historiadors de Catalunya que estará también presente en este acto, para luchar contra tanta mentira, bulo y patraña! Yo, por mi parte, echaré mi cuarto a espadas en lo que pueda. Aunque, claro, uno ha nacido en Madrit y lo mismo no se creen lo que cuento ¡por españolista! Con las cosas que dicen y hacen querer creer a la buena gente, estoy por decirles que en realidad yo también soy catalán. Que mi nombre es Xavier Santamarta del Pou, original de Girona. Y que nada de mentidas sino que traigo veritats de las buenas. ¿Lograremos con esta argucia desmontar la Leyenda Negra?

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