jueves, mayo 2, 2024
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Las cuatro guerras de Rusia

Como vimos la semana pasada con la composición de poder interna, vamos a ver cómo esta se ha proyectado hacia el exterior en los conflictos armados que han marcado la Era Putin. 

Chechenia

En Chechenia, zona rusa y por lo tanto sin derecho de secesión según el Utis Possidetis Iuris debido a que desde su conquista en el siglo XVIII las zonas del Cáucaso norte habían formado parte del imperio ruso y se habían quedado dentro de la RSSF de Rusia. A pesar de que Stalin movió a una gran proporción de los chechenos a Kazajistán, muchos de ellos volvieron, sobre todo tras la era de desestalinización de Jrushev.

Tras la caída de la URSS y una fracasada guerra de Chechenia (1994-96) que finalizó con el tratado de Kasav-Yurt que daba la independencia de facto a Chechenia, tanto el control del petróleo como la aparición de diversos poderes paralelos dentro de la república separatista y la emergencia de los señores de la guerra fuertemente vinculados al islamismo más radical, hizo que el proceso de gobierno fuera imposible.

Esta incapacidad de gobierno hizo que desde Grozny fuera imposible controlar a estos grupos que en agosto de 1999, en los últimos meses del gobierno de Yeltsin. Los yihadistas, guiados por los líderes terroristas Shamil Basayev e Ibn al Jattab, lanzaron una ofensiva contra el Daguestán buscando el Mar Caspio a lo que Rusia respondió frustrando el ataque y yendo a acabar con la temida república separatista que se había convertido en un estado fallido controlado por la mafia chechena, terroristas y señores de la guerra que amenazaban Rusia.

El 26 de agosto de 1999 comenzó la Segunda Guerra de Chechenia, conflicto que heredaría Vladimir Putin unos meses después y que sería planteada de otra forma.

La campaña fue totalmente diferente al desastre de la primera guerra: desde la artillería y el fuego aéreo se intentó acabar con la trampa urbana alfombrando la ciudad y avanzando posteriormente de una forma muy parecida a la estrategia de Estados Unidos de lanzar ciclos de bombardeos antes de desplegar soldados en tierra. 

En esta ocasión muchos líderes anteriormente separatistas cambiaron de bando ante la imposibilidad de gobernar y ante la realidad del estado fallido. Uno de ellos fue Ahmat Kadyrov. La operación se planteó como una guerra (en este caso guerra civil) pero a veces como una operación antiterrorista (para ganarse el crédito internacional tras el 11S). 

Lo cierto es que la balanza de la guerra (1999-2009) significó la destrucción de la región pero también el inicio de una actividad insurgente que infectó a las regiones de Ichkeria, que más tarde acabarían siendo más peligrosas que la propia Chechenia. Las luchas de poder entre facciones, esta vez bajo la atenta mirada y férreo control de Moscú hicieron que Ahmat Kadyrov fuera Presidente, el otrora líder separatista entendió que la única manera de ejercer el poder en Chechenia era a través de la tutela rusa.

Fue asesinado por terroristas chechenos en 2004 y sucedido por Alu Aljanov, checheno que siempre luchó a favor de Rusia, hasta que en 2007 fue sustituido por Ramzam Kadyrov, hombre fuerte de Putin en Chechenia, que ha logrado acumular gran poder y autonomía derrotando a la insurgencia y aplastando a la oposición pero, también, vinculándose a todas las operaciones militares rusas en el extranjero. 

Georgia

En 2008, en los últimos momentos de la guerra de Chechenia, con un Kadyrov y un Putin con la visión de un conflicto prácticamente finiquitado, se enfrentan a otra zona caliente justo en la frontera sur. Georgia, una región que tras la caída de la URSS se vio enfrentada en una guerra civil contra las aspiraciones separatistas de los abjasios y los osetos que tras el acuerdo de Batumi entre Rusia y Georgia lograron una independencia de facto aunque no reconocida durante más de diez años por Moscú.

En 2004, sin embargo, sube al poder Saakhasvili, un nacionalista georgiano que revive el sentimiento nacionalista georgiano y la necesidad de reunificar el territorio y para ello comienza a tensar la situación con Rusia yéndose hacia Occidente. En paralelo a estas reacciones los osetos hacen un referéndum en el que gana por mayoría la independencia. 

Osetia del Sur era un territorio con tropas rusas para el mantenimiento de la paz pero en ese lapso se habían armado y formado una administración estatal y con el ejemplo de Kosovo habían solicitado el reconocimiento internacional. En 2008 la OTAN hace una cumbre en Bucarest y deja abierta la entrada, sine die, de Ucrania y Georgia por lo cual se ponen los rusos nerviosos y desde el Kremlin se comienza a estrechar lazos con Abjasia y Osetia del Sur donde se acaban distribuyendo pasaportes rusos entre la población.

La tensión empieza a manifestarse en la violación del espacio aéreo georgiano por parte de aviones rusos y la presencia de drones y aviones georgianos en Osetia del Sur, drone que fue derribado en territorio osetio y del cual Rusia fue acusada. La situación hizo que en Julio Georgia retirase su embajador de Moscú y un mes después Saakisvili, en agosto de 2008, ante las constantes escaramuzas y ataques entre tropas osetias y georgianas, lanzó una campaña militar para retomar el control de la región que acabó con Rusia interviniendo militarmente el día siete de agosto.

La guerra hizo que los georgianos, muchos de ellos veteranos de Irak al ser el gobierno de Tiflis el tercer país en número de tropas desplegadas en Irak siguiendo a los Estados Unidos. No pudieran contener el contundente avance ruso y acabasen retirándose de sus posiciones siendo expulsados de la región de Abjasia y Osetia del Sur junto con el resto de civiles georgianos perdiendo el control del valle del Kodori y cualquier tipo de esperanza frente a la reunificación del país a costa de Abjasia y Osetia ya que ambos territorios fueron reconocidos por Rusia tras una guerra de apenas nueve días. 

Siria

El 30 de septiembre de 2015 (hasta hoy), Rusia ha intervenido en la Guerra de Siria frente a la coalición internacional liderada por Estados Unidos y con colaboración de estados como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Turquía, entre otros, que armaron mercenarios y grupos terroristas para acabar con el gobierno del Presidente Bashar al Asad. Frente a la incapacidad de sostener la situación tras la penetración masiva desde Jordania y Turquía de terroristas llegados desde todo el mundo (desde China hasta América Latina), el hundimiento del frente iraquí hizo que la frontera oriental fuera también imposible de controlar a lo que Siria quedó reducida a Damasco y la línea de costa donde Rusia tiene una de sus pocas bases en el extranjero (Tartous).

La petición de ayuda del gobierno del Presidente Bashar al Asad hizo que Rusia intervinieses enviando Spetsnaz y Spetsnaz chechenos, sistemas de defensa antiaéreo S-300 y S-400 e iniciara una campaña de bombardeos contra la infraestructura terrorista de Estado Islámico, muy bien apoyada por Turquía y Arabia Saudí durante años y con la anuencia tácita de Eurpa y Estados Unidos.

La estrategia rusa consistió en cercar las ciudades ofrenciendo apoyo aéreo a las unidades rusas y sirias además de los voluntarios libaneses e iraníes, para establecer negociaciones con los grupos terroristas para la evacuación de la población civil a través de pasillos humanitarios que acababan siendo trampas mortales por la presencia de los francotiradores del Estado Islámico, sin contar con el uso de los civiles como escudos humanos (crimen contra la humanidad) para entorpecer el desarrollo de las acciones militares. Estos escudos humanos que a través de los medios de comunicación yihadistas en internet y redes sociales de milicianos y organizaciones fueron vendidos como propaganda en Occidente desde donde, a través de estos montajes querían ganarse el apoyo de la sociedad europea y estadounidense.

Esto sirvió a Rusia para actualizar el modelo de narrativa mediática a través de las redes sociales y de los informativos y programas de análisis que pasaron de la seriedad y monotonía heredada de la propaganda soviética a un modelo de información más dinámico, atractivo, desenfadado y juvenil.

Sin embargo los terroristas de DAESH fueron aplastados tras la liberación sistemática de ciudades como Alepo, Homs, Palmira o Raqqa y Al Qaeda, en la forma de HTS, sigue enquistada bajo la protección de Turquía en Idlib.

En esta guerra Rusia aprendió la importancia de controlar el espacio aéreo, de establecer pasillos humanitarios y dar un trato positivo a los refugiados internos que salían de las ciudades pero sobre todo demostró la capacidad de  coordinación, detección y ataque de unidades e infraestructuras enemigas en las ciudades evitando en lo posible el enfrentamiento urbano, que es muy costoso a nivel de vidas y dinero. 

Aunque el grueso de las operaciones terrestres cayó sobre el ejército sirio, los instructores y asesores militares desplazados por Moscú hizo que actualizaran estrategias y estrecharan redes de colaboración que serían provechosas para Moscú y que les ayudaría a plantear futuros escenarios. La intervención en Siria fue la defensa de un aliado estrecho desde la época de la URSS para la defensa de la presencia rusa en Oriente Medio, de hecho Siria es para Rusia lo que Israel es para Estados Unidos. 

Ucrania

 Los motivos de la guerra de Ucrania están claros, la pérdida de influencia de Moscú sobre Kiev y la amenaza para las fronteras rusas que eso significa. Tras el Euromaidán la estrategia de Rusia fue similar a la de Georgia: negociar y mantener los ases en la manga del Donbass mientras el ejército ucraniano atacaba las posiciones separatistas y las ciudades desde 2014 provocando 14.000 muertos. 

La imposibilidad de controlar la situación por medios diplomáticos y la actitud de Zelensky junto con el del resto de líderes occidentales como Biden, Johnson o Macron significó que Rusia no obtenía sus ansiadas garantías de seguridad a las que se refería de forma constante citando los acuerdos firmados. Tras este punto muerto y la incapacidad de acercarse a Kiev que, con la tensión de la situación, iban rompiéndose los lazos de ambos países hasta quedar mutuamente aislados.

Ucrania quería reunificar el país como estaba antes de 2014 y poder elegir el bloque en el que estar; Rusia pretendía que todo quedara como quedó tras el Euromaidán de 2014: Crimea formando parte de Rusia (de hecho no ha existido resistencia de ningún tipo contra la presencia rusa en la península crimeana); el reconocimiento de la independencia del Donbass, el desarme de las milicias ucranianas y el estatus de neutralidad de Kiev.

La no consecución de estos objetivos hizo que Rusia reconociera unilateralmente el día 22 de febrero a ambas repúblicas del Donbass para dos días después lanzar su ofensiva sobre Ucrania, ofensiva extremadamente contenida salvo en el caso de Mariupol porque desde Moscú se sabe que lo que va a forzar la negociación no es la caída de Kiev, la capital está trasladada a Lviv, sino sacar a Ucrania de la costa. La caída de Mariupol es el nudo que une Donbass con Crimea. Si vemos un mapa toda la costa al este del río Dniéper está casi bajo control ruso. El ataque sobre Odessa y el despliegue de los barcos en esa región es un claro indicio de que la guerra continuará por ahí.

Una vez aislados del mar saben que la costa será una nueva baza y una nueva condición con la que presionar al gobierno ucraniano, sin embargo el resto de la campaña está siendo contenida en comparación con Chechenia, Georgia o Siria porque aquí no consiste en aplastar a un enemigo sino lograr acuerdos y, como he dicho, salvo por Mariupol y su importancia estratégica, que tendrá en el futuro Odessa, la campaña está siendo contenida ya que Rusia aún no ha demostrado todo lo que puede hacer porque ciudades atacadas como Járkov o Sumy siguen en pie a pesar del duro fuego que están recibiendo.

Por ahora estas son las guerras Putin: Guerra por retomar el control de una parte de su territorio rebelde (Chechenia), guerra por su seguridad geopolítica y de influencia (Siria) y guerras por su seguridad fronteriza ante el avance de la OTAN (Georgia y Ucrania).

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