viernes, abril 26, 2024
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La Conferencia Episcopal califica la eutanasia como «un fracaso» y reivindica el «don» de la vida

Los obispos denuncian que la nueva ley se ha tramitado «de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público»

La Conferencia Episcopal Española ha publicado este viernes un comunicado ante la próxima votación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia en el Congreso de los Diputados. Los obispos españoles reivindican que «la vida es un don» mientras que la eutanasia es «un fracaso». El comunicado también acusa al Gobierno de haber tramitado la ley «de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público».

Además, la Conferencia denuncia la «ruptura moral» que supone la nueva ley, ya que implica «un cambio en los fines del Estado», que pasa «de defender la vida a ser responsable de la muerte infringida». Los obispos también alertan de una segunda ruptura, la de la profesión médica, que está «llamada en lo posible a curar o al menos a aliviar y nunca a provocar intencionadamente la muerte».

Como alternativa, urgen a la promoción de los cuidados paliativos, «que ayudan a vivir la enfermedad grave sin dolor» y al «acompañamiento integral«, incluyendo también el apoyo espiritual tanto a los enfermos como a sus familias.

La pandemia ha puesto de manifiesto, para la Conferencia Episcopal, la «fragilidad de la vida» y ha suscitado «indignación por el descarte en la atención a personas mayores». Al hilo de esta circunstancia, los obispos afirman que «ha crecido la conciencia  de que acabar con la vida no puede ser la solución para abordar un problema humano«. «Frente a la muerte como solución, es preciso invertir en los cuidados y cercanía que todos necesitamos en la etapa final de esta vida. Esta es la verdadera compasión«, añaden.

Por último, la Conferencia advierte de que «la experiencia de los pocos países donde se ha legalizado nos dice que la eutanasia incita a la muerte a los más débiles«. Señalan que «al otorgar este supuesto derecho, la persona, que se experimenta como una carga para la familia y un peso social, se siente condicionada a pedir la muerte cuando una ley la presiona en esa dirección».

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