El rey tuvo un percance con una pluma que perdía tinta y que le manchó los dedos
El nuevo monarca Carlos III del Reino Unido mostró este martes su frustración al firmar un libro de visitas durante su primer viaje a Irlanda del Norte tras su proclamación. Es la segunda vez que el hijo de la fallecida Isabel II evidencia su falta de paciencia con ciertos protocolos.
En este caso, el escenario fue el castillo de Hillsborough y el enemigo vino en forma de una pluma que perdía tinta, provocando que el rey se manchara los dedos. La reacción de Carlos fue inmediata y sin pelos en la lengua: «¡Oh, Dios, odio esto!», dijo mientras se deshacía de la estilográfica y se la pasaba a su mujer, la reina consorte Camila. «No soporto esta maldita cosa… cada puñetera vez», musitó Carlos en un momento captado por las cámaras.
