El líder del Ejecutivo ha puesto como condición que el PP «pida ayuda» y que aclare si su veto a Vox es «para siempre»
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, se han visto este miércoles las caras por primera vez tras las elecciones de este domingo en Castilla y León. El presidente del PP ha abierto la sesión de control al Ejecutivo reprochando a Sánchez que esta haya sido la primera vez en el año en que ha comparecido en el Congreso y recordándole que, tras las de este domingo, ya ha perdido cuatro elecciones desde que es presidente.
En su intervención, Casado ha acusado a Sánchez de «usar y deteriorar» las instituciones del Estado. En este sentido, ha señalado que el presidente del Gobierno nombró a Dolores Delgado, exministra de Justicia socialista, como fiscal general del Estado, que renovó el Consejo de Estado «sin acuerdo por primera vez en la historia», y que «intentó hacer lo mismo a dedo con el CGPJ», que «se enfrentó al TC por los decretos de alarma» y luego al TS «cuando le dijo que no podía indultar a los presos separatistas para seguir en el poder», y que «hasta ha usado este parlamento para imponer decretazos en contra de la voluntad de la mayoría parlamentaria».
Por último, «lo más grave» para Casado son los contactos entre el entorno de los presos de ETA y el Ministerio del Interior. El líder de la oposición le ha echado en cara a Sánchez que su Gobierno «negocie con un asesino de 13 inocentes a cambio de los votos de Bildu para permanecer en La Moncloa».
En su respuesta, el presidente del Gobierno ha reconocido que «nuestra democracia es perfectible», pero ha señalado que el PP también podría ayudar a mejorarla. En esta línea, ha señalado que la democracia española sería más sana si los populares «desbloquearan la renovación del CGPJ, si no fueran a Bruselas a hablar mal de España y sembrar dudas sobre la gestión de los fondos europeos, si no utilizaran tránsfugas para tratar de ganar votaciones o arrebatar gobiernos en determinadas comunidades autónomas y si no generaran infundios sobre los resultados de las votaciones en las Cortes Generales».
En la contrarréplica, Casado le ha reprochado a Sánchez que no haya contestado a ninguna de sus cuestiones, pero ha dicho que él si iba a responder a las alusiones de Sánchez sobre el CGPJ: «Lo renovamos hoy mismo si usted cumple con la Unión Europea y deja que los jueces elijan a los jueces. Así de sencillo».
Concluido el calentamiento, el presidente del Gobierno ha introducido la cuestión que estos días ocupa con más intensidad el debate político: «Le ha llegado la hora de la verdad, señor Casado. Usted tiene que decidir si abre las puertas de un gobierno del PP con la ultraderecha o no», ha dicho en referencia a la posibilidad de que los populares pacten con Vox para formar gobierno en Castilla y León.
«Usted creó una trampa y ahora está entrampado. A usted le gustaría que otros partidos políticos le sacaran de esa trapa en la que se ha metido usted», ha afirmado Sánchez. «Nosotros, como nos tomamos en serio a la ultraderecha, estamos dispuestos a ayudar, pero tiene que hacer lo siguiente: tiene que pedir ayuda, tiene que explicar por qué la izquierda no puede entrar en los gobierno y tiene que decirnos si es para todos los días, si es para siempre, y para todos los territorios», ha concluido el presidente del Gobierno.
«Los problemas reales» de los españoles
Por su parte, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado su turno de palabra para referirse a «los problemas reales de los españoles» y ha preguntado al presidente del Gobierno por las medidas que tiene previsto acometer para «acabar con la dependencia energética que empobrece a España y que está arruinando a los españoles».
Para Abascal, Sánchez «solo ofrece miseria y desesperanza» a aquellos ciudadanos preocupados por el acceso a la vivienda, por tener un empleo estable, por el precio electricidad, del gas y la gasolina, y por aquellos que encuentran dificultades para formar una familia.
