sábado, abril 27, 2024
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Cuando España fundó la primera embajada de la historia

La embajada más antigua del mundo es española: representa los intereses de nuestro país ante la Santa Sede

La historia de España lleva ligada a la Roma desde hace muchos siglos. Sin ir más lejos, dos de los césares más importantes de su etapa imperial, Trajano y Adriano, vinieron de tierras hispanas. También ha dejado España huellas en el tesoro patrimonial de la Ciudad Eterna. Al margen de la propia columna de Trajano, conmemorando la victoria del emperador frente a los dacios, cabe mencionar la iglesia de Santa María in Montserrato (que los italianos llaman Santa María de los españoles) o el artesonado de una de las cuatro basílicas mayores de Roma, la de Santa María la Mayor, elaborado con el primer cargamento de oro que los Reyes Católicos recibieron de América.

Pero, además de todo esto, nuestro país puede apuntarse un hito singular no solo en el callejero romano, sino en todo el mundo. Y es que en la Ciudad Eterna se sitúa la embajada de España ante la Santa Sede, la legación diplomática permanente más antigua de la historia.

Su importancia se traduce en que la propia plaza donde se encuentra se bautizó a la sazón como la Piazza di Spagna. Se trata de uno de los enclaves más turísticos de la ciudad, ya que, aparte del propio palacio Monaldeschi, sede de la embajada, en la plaza se encuentran la Fuente de la Barcaccia de Bernini, la célebre escalinata que sube hasta Trinità dei Monti y la imagen de la Inmaculada Concepción, esta última también íntimamente relacionada con la historia de España.

La legación fue creada por Fernando el Católico en 1480 y su primer embajador (u orador, como se les llamaba en la época) fue Gonzalo de Beteta. Otros diplomáticos ilustres que pasaron por el palacio Monaldeschi fueron Garcilaso de la Vega (padre del poeta), el Conde de Floridablanca o los presidentes del Gobierno Francisco Martínez de la Rosa y Francisco Javier de Istúriz.

Patrimonio documental y artístico

Esta centenaria representación diplomática fue generando con los años multitud de documentos oficiales, que hoy forman parte del Archivo Histórico Nacional. Actualmente se conservan 1.364  legajos y 274 libros, el más antiguo de ellos del año 1529. Eso sí, los documentos correspondientes a los periodos de los Reyes Católicos y de Carlos V se perdieron en un incendio.

La embajada tiene una superficie de 3.589 metros cuadrados. El afamado arquitecto Francesco Borromini fue el encargado de la ampliación del edificio, un proyecto que terminó Antonio del Grande.

Parte de la decoración del palacio Monaldeschi consiste en una colección de tapices parisinos del siglo XVII y otros tres tapices venidos del Palacio de Oriente y tejidos a partir de grabados de Rubens.

Sin embargo, los dos tesoros más preciados de todo el palacio son las dos cabezas esculpidas por Bernini que representan el alma atormentada y el alma beata, realizadas en 1619.

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