sábado, abril 27, 2024
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¿Es posible una moneda deflacionista?

Cada vez que un miembro importante de un Banco Central decide desacreditar las criptomonedas me desconcierta que sus argumentos principales sean siempre algunas menciones a la volatilidad, la velocidad de transacción, el lavado de dinero y un desprecio narcisista de cualquier cosa que no esté respaldada por el propio banco central.

Creo que, desde la perspectiva que tienen, que es la requerida para hacer su trabajo, las implicaciones de una moneda intrínsecamente deflacionista deberían ser su principal preocupación. Quiero decir: su trabajo ha sido degradar sus monedas en un intento de parchear o estimular la economía. En términos clásicos keynesianos, una moneda inherentemente deflacionista desalentaría la inversión, ya que es más atractivo mantener mi fortuna sabiendo que se apreciará por sí misma que invertir para lograrlo. A grandes rasgos pospondría el consumo, ya que parece más favorable no gastar mi activo que usarlo para comprar algo ahora, en tanto asumo que tendrá más poder adquisitivo en el futuro.

Por hacernos una idea de la parte más actual del asunto, Justin Drake realiza una muy buena descripción de cómo algunas criptomonedas fueron diseñadas con la visión de ser sólidas. «Solidez» aquí significa ser una reserva de valor. En concreto, ETH después de la EIP1559, la transición a PoS y otros desarrollos se presenta como dinero «ultrasólido», ya que evolucionará a un estado deflacionario que incentivará a los participantes del ecosistema Ethereum mientras reduce el suministro de ETH. Es decir, que mientras Bitcoin propone un sistema para llegar a una cantidad limitada de su dinero reduciendo el suministro en el tiempo, Ethereum podría llegar a un estado en el que reduzca su cantidad máxima. Y es que en el mundo crypto está extendida la idea poco criticada de que haciendo algo escaso se hace algo valioso, lo que Diego Parrilla ha llamado falacia de escasez (porque se pueden crear de la nada infinitos sistemas con monedas aparentemente escasas).

Lo que quiero resaltar es que, si bien estoy de acuerdo con lo ingenioso de los nuevos desarrollos en ETH que brindan las condiciones «físicas» básicas para que suceda la confianza en el valor del ecosistema, me doy cuenta de que estos desarrollos técnicos se dirigen a lograr crear confianza en la parte de reserva de valor del activo. No abordan la parte de servir como medio de cambio (en términos monetarios, no en términos técnicos) que debería tener el dinero, ni dan cuenta de la expansión del crédito inmerso en la moneda, que es algo inherentemente humano que podemos rastrear en la historia y creo que debería ser considerado. No limitarnos a ver solamente el pensamiento del banco central por un lado y el pensamiento monetario “ultrasólido” por el otro: creo que un enfoque integral de estos temas puede proporcionar un marco más potente para pensar en este momento histórico.

A menos que sea usted un banquero central; en ese caso, añada el argumento deflacionista a su arsenal.

Artículo realizado por: Carlos Valdés

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