Miguel Ángel Rodríguez escribió un airado mensaje a Casado en el que afirmaba que este le había «demostrado ser una mala persona», según El Mundo
La noche del 4 de mayo de 2021 se esperaba festiva en la sede nacional del PP, en la calle Génova. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, acababa de obtener una arrolladora victoria en las urnas, que la dejó al borde de la mayoría absoluta. Sin embargo, incluso aquella noche (especialmente aquella noche) las ya existentes tensiones entre la dirección nacional del partido y la mandataria madrileña afloraron en medio del triunfo electoral.
El conflicto, tal y como publica el diario El Mundo, devino de la celebración de esa victoria. El gabinete de Ayuso, liderado por Miguel Ángel Rodríguez, había pedido festejar aquel éxito a pie de calle, pero el criterio de Génova se impuso para optar por la tradicional salida al balcón de la sede nacional.
MAR hizo entonces una segunda petición, que Ayuso recibiese el tratamiento de gran protagonista de la noche saliendo al balcón durante «al menos 30 segundos» en solitario antes de que apareciesen el resto de líderes del partido. Sin embargo, la dirección nacional también vetó esta iniciativa y Ayuso a la palestra salió un tropel de gente: además de la propia mandataria regional, el entonces líder del partido, Pablo Casado; su secretario general, Teodoro García Egea; el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida; y el presidente del PP de Madrid y la secretaria general del PP madrileño, Pío García-Escudero y Ana Camins.
Ante esto, Miguel Ángel Rodríguez, que estaba siguiendo la noche electoral desde el Centro de Proceso de Datos, instalado en Ifema, escribió un airado mensaje a Casado en el que afirmaba que este le había «demostrado ser una mala persona» y le llamaba «mierda» e «hijo de puta».
Según las fuentes citadas por El Mundo, Casado le pidió explicaciones a Ayuso por el mensaje de Rodríguez y le pidió el cese de este; la presidenta madrileña se negó en redondo.
Poco después, en el acto de toma de posesión de Ayuso, Rodríguez abordó a Casado y le pidió disculpas. Este las aceptó, pero la relación quedó irremediablemente dañada, lo que solo incrementó las tensiones entre Génova y Sol.
