viernes, abril 26, 2024
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El cine como profeta geopolítico, por Fernando Cocho

El Emboscado

Ya por fin estamos en un nuevo año, ya por fin creemos, contra toda esperanza racional, que este año será mejor que el anterior, porque peor no se puede. No es nada racional, es algo intencional, algo de lo que ya hablamos al referirnos en otra pieza a la Filosofía de la Sospecha y se podría nombrar como un: “dado que no se qué me depara el futuro, para no caer en la desesperanza, creo que necesariamente mejoraré”; es una necesidad psicológica, nada racional. Lo que hay, es avanzar porque no queda otra, a ver si encontramos una salida diferente. Como cuando vamos al Cine a ver si la Irrealidad y Fantasía nos da ideas o explicaciones del mundo que nos rodea. Evasión o Realismo da igual.

Durante los últimos sucesos históricos graves que provocaron un cambio de modos de vivir: la Primera guerra mundial, la Segunda guerra mundial, la Guerra fría, la creación forzada y ahora diluida como “azucarillo en Té” de la UE, siempre pensamos que mañana encontraremos la solución que hoy no tenemos. Como decía Ortega mientras no tengamos Categorías para interpretar lo que nos pasa, nos seguirá pasando lo mismo: no entenderemos nada. No hace falta conspiraciones en la sombra, que no digo que no existan, pero nos bastamos solitos para arruinar nuestros proyectos.

Ya fuesen los viejos intentos como la unificación legal y administrativa del Modelo Romano o del modelo Napoleónico, como lo fue intentando parchear, en lugar de ver qué estaba mal en el fundamento, “contranatura” en lo económico la alianza aduanera del  Zollverein que casualmente generaba los dos mismos bloques que ahora aparecen en el horizonte: Gran Bretaña por un lado y Alemania/Europa Continental por otro, intento estéril el Zollverein casualmente por lo mismo que herida está la UE ahora, cometiendo los mismos errores en la construcción de la UE que en 1894 se hicieron, a saber, algo de primero de Geopolítica, Polemología, Historia, Economía y como no, sentido común e Inteligencia: “no se debe crear una unión económica sin que exista un pacto real y explícito de construcción política e identitaria, no algo teórico, sino algo nacido de la sociedad como una demanda real”. Así se forjaron las Unificaciones en el mundo y la Historia lo muestra en la Alemana e Italiana.  Poner los Burros delante del Carro nunca fue buena estrategia, pero seguimos usando cual “erre que erre” una suerte de Despotismo Ilustrado, sin ver que estamos en otro mundo y que la gente no es la misma. Ha tenido que venir una Pandemia igualatoria y que afecte primero a los ricos para que nos demos cuenta de la necesidad de “operar comunitariamente” de forma urgente antes de que el Planeta decida hacer su propia “purga Darwinista”. Tampoco lo logró, en el mejor y más fértil momento económico con la revolución industrial, la primera o segunda internacional sindical. Murió al primar el “Terruño y las tareas de Familia” a la cooperación y las tareas colectivas.

No sé si es soberbia o ignorancia letrada, pero hay fenómenos que a la luz de la Historia y de las propias leyes y datos del binomio Big Data e Inteligencia Artificial , que tanto ahora nos gusta, que parece que no queremos ver.

Como tampoco vemos que el Cine, como decía el cineasta Antonio Drove,  es “el anti Dios por que determina lo que ves y cómo lo ves parcializando tu experiencia y tu percepción, manipulando tu realidad. Te hace creer que es posible lo que sólo es una construcción de las posibles”. Quizá por eso parece que el cine adelanta cosas que luego, casualidades de la vida, suceden en la vida misma.

Uno de los sucesos de cine que parece un cuento que no acaba es el Brexit. Puede que salga bien o mal, pero la vieja Gran Bretaña nunca pierde una jugada a largo plazo: uno, ya se aseguró in extremis un acuerdo ventajoso en lo económico con la UE sin “el lastre” de la Burocracia Europea y su desunión ancestral; dos, firmó hace tiempo acuerdos independientes con dos de los cinco bloques económicos más importantes del mundo, a la sazón Japón y USA; tres, recupera su presencia “colonial” en África y acceso a sus materias primas con una puerta importante vía acuerdo energético con el cada vez más industrializado Marruecos. Por tanto la realidad es una y lo que nos cuentan puede terminar siendo otra.

El segundo suceso de cine que nos obstinamos en olvidar es que “avisados estábamos de que la Madre Tierra nos la tiene jurada”. Nos creímos el dicho Bíblico de que somos herederos de la tierra y esas cosas, pero nos olvidamos también de lo que el derecho de propiedad dice: “… y cuidaras de tus bienes como si de un hijo se tratara”. Si no lo creen lean detenidamente sus contratos de hipoteca.

El cine y la historia nos dice qué constructos políticos no funcionan, y los riesgos de jugar a Dios que la tecnología (que no la ciencia) nos brinda. Recordemos que mientras la tecnología es techné y por tanto “herramienta de manipulación de la realidad que no necesita ética”; la ciencia parte de unos axiomas (principios evidentes pero no demostrables) que siempre son y serán principios éticos. Lean de Aristóteles a Hegel y lo encontrarán sin problemas. Vemos sin problema “La Guerra de las Galaxias” y las luchas entre una “República Democrática e Igualitaria” que se pierde en largos discursos de desunión, y vemos “la toma del poder por el Maligno Imperio”, sin darnos cuenta de que ya vivimos lo mismo en el transito de Roma de República a Imperio, de los Reyes Godos a la unificación, de las tribus a las Monarquías… etc.

El Cine nos dice de cuantas formas la naturaleza nos puede destruir, ya sea intra o extra Terráqueas, como nos dice cuantos cataclismos naturales o provocados pueden asolar la especie humana y todo el Planeta. Pero como siempre al igual que la poesía todos decimos amarla, pero pocos la leen.

Aquí, ahora, con el mundo tras la Pandemia tenemos la oportunidad de crear de nuevo una tarea colectiva para algo que parece coexistirá con nosotros en una carrera eterna de persecución mutua en la que olvidaremos dentro de poco cual fue el principio y la motivación, sólo nos quedará los relatos que en breve saldrán con premiadas películas, documentales, libros de memorias… baste mirar los anaqueles de librerías para ver cuántos títulos se han escrito o reeditado en un año sobre cataclismos, pandemias en la historia y manuales de epidemiologia para profanos. Si la memoria no me falla, en  la visita a mi librero de referencia me habló de no menos de un centenar. Les recomiendo la excelente película “Los Duelistas”, en la que lo de menos es el origen del conflicto, perdido en la memoria de los luchadores y lo que cuenta es la propia dinámica de la lucha. Lucha sin fin como lo es la lucha contra la enfermedad.

El cine es una fuente inagotable para representar historias y sucesos, como lo eran los capiteles de las columnas en otro tiempo, pero el cine es ficción, no es la realidad. En el Cine suele ganar la “justicia poética” para calmar nuestra conciencia, pero en la realidad las cosas son de otra forma. El tiempo dirá si aprendemos algo para luego narrarlo, o nos inventamos historias para justificar nuestros actos.

Tenemos cincuenta y dos oportunidades para que desde “La Emboscadura” podamos relatar lo que ocurre. No se si cambiar algo, pero al menos, en la medida de cada uno, contribuir a la tarea de la creación de nuestra historia: sucesos presentes que dejamos a nuestros hijos para que supuestamente vivan mejor. Ya veremos.

 

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