El modelo de predicción de la Universidad de Washington calcula que para el 1 de junio habrán muerto unas 615.000 personas
Estados Unidos alcanzó este domingo 28.129.860 casos confirmados de COVID-19 y 498.880 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad John Hopkins.
El balance provisional de fallecidos supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pronosticado que en febrero se superará el medio millón de fallecidos y que en total morirán más de 600.000 personas.
Con todo, hay motivos para la esperanza, ya que en este momento se están suministrando más vacunas que nunca a los estados, lo que, entre otros factores, está contribuyendo a un rápido descenso de nuevos contagios en la mayor parte del país.
Hasta ahora, se han inoculado más de 63 millones de dosis y Biden ha apuntado a que habrá suficientes vacunas disponibles para todos los estadounidenses para finales de julio, todo después de que su Administración haya asegurado un contrato de 600 millones de dosis para esas fechas.
Otra razón para el optimismo es que algunos estudios señalan que las vacunas de Moderna y Pfizer no solo previenen el desarrollo de la enfermedad, sino que también pueden prevenir el contagio, un factor clave para poner fin a la pandemia.
Este balance a las 20.00 hora local (01.00 GMT del lunes) es de 1.312 muertes más que el sábado y de 57.736 nuevas infecciones.
California es ahora el estado más golpeado por la pandemia con 49.327 muertos, seguido por Nueva York (46.812), Texas (42.162), Florida (29.906), Pensilvania (23.565), Nueva Jersey (22.858) e Illinois (22.466).
Otros estados con un gran número de fallecidos son Ohio (16.816), Georgia (16.744), Michigan (16.342, sin cambios respecto de la jornada anterior), Massachusetts (15.826) y Arizona (15.505).
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para el 1 de junio habrán muerto unas 615.000 personas.
