viernes, abril 26, 2024
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Funeral de Benedicto XVI: Francisco destaca la «sabiduría, delicadeza y entrega» de su predecesor

El papa ha presidido una histórica misa que ha celebrado en su mayor parte el decano del colegio cardenalicio, debido a los problemas de movilidad del pontífice

Unas 100.000 personas han asistido a la misa funeral del papa emérito Benedicto XVI celebrada este jueves en la plaza de San Pedro, entre fuertes medidas de seguridad, según la estimación de la Jefatura de la Policía de Roma.

A hombros de los doce llamados gentilhombres, el féretro con los restos mortales del papa emérito Benedicto XVI ha llegado al atrio de la plaza de San Pedro desde el interior de la basílica, donde había sido instalada la capilla ardiente, para el funeral.

Un fuerte aplauso acogió la aparición del ataúd en la puerta principal de la basílica de San Pedro, rodeada por una densa niebla, y comenzó el rezo del rosario que precede a la ceremonia está prevista a las 9.30 horas (8.30 GMT) y que presidirá el papa Francisco.

La procesión partió en medio de toque de las campanas a muerto. A su llegada al sagrario de la plaza, el ataúd fue situado delante del altar, en el suelo, sobre una alfombra. Sobre el féretro, el secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Ganswein, colocó un libro de los Evangelios abierto.

Durante la homilía, Francisco ha destacado la «sabiduría, delicadeza y entrega» que Benedicto XVI «supo esparcir a lo largo de los años». El pontífice argentino presidió en lo que es casi una circunstancia inédita en la historia de la Iglesia católica el funeral de su predecesor, fallecido el pasado 31 de diciembre a los 95 años tras casi 10 desde su renuncia al pontificado, y que celebró el decano del colegio cardenalicio, el italiano Giovani Battista Re.

El sermón de Francisco, que leyó sentado debido a sus problemas de rodilla, comenzó con las palabras «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», que son las últimas que el Señor pronunció en la cruz, según el Evangelio.

Al cierre anoche de la capilla ardiente, en la que durante tres días unas 200.000 personas acudieron a la basílica de San Pedro, Benedicto fue introducido en un féretro de ciprés forrado de terciopelo rojo y en una ceremonia se leyó el «rógito», un pergamino en el que está escrita la vida y obras más importantes de Benedicto XVI y que fue después introducido en el féretro.

Después, cubrieron con un velo de seda blanco el rostro del papa y también se introdujeron en el féretro las medallas acuñadas durante el pontificado, así como los palios, el ornamento que se lleva sobre los hombros, de cuando fue obispo de Múnich y de Roma. El mismo procedimiento destinado a un papa «reinante».

Al final de la celebración, Francisco incensará el féretro con restos de Benedicto en un ritual llamado Ultima commendatio et valedictio, (Última recomendación y despedida) y se procederá a dar sepultura en privado al papa, que será enterrado en las Criptas Vaticanas, en la tumba que perteneció al papa san Juan Pablo II, como él mismo deseó.

La delegación de Gobierno de Roma ha efectuado un importante despliegue de seguridad, con más de 1.000 agentes y el cierre del espacio aéreo sobre la plaza, dada la presencia de decenas de miles de personas.

Fuente: EFE.

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