jueves, abril 25, 2024
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Yonquis y camellos

El domingo se celebrarán unas nuevas elecciones en Cataluña. El tema empieza a ser ya soporífero y tedioso. Ya está todo dicho, debatido y escrito, por lo que nada de lo que ocurra puede aportar a una sociedad enferma que habita en la oscuridad desde hace décadas, algo de luz.

Sorprende que algunos todavía piensen que en estas elecciones los secesionistas van a dejar de estar a favor de formar una República Catalana, en un claro ejemplo de no haber entendido absolutamente nada.  A los secesionistas les da igual que se marchen más de 7.000 empresas, que Cataluña esté calificada como «bono basura», que tenga el volumen más alto de deuda pública, que sea la comunidad con más criminalidad y que el PIB per cápita de Cataluña haya caído por debajo del de la Unión Europea por primera vez. Por no importarles, no les importa ni la degradación moral y social que supone el camino de la autodestrucción escogido hace años.

A un yonqui por mucho que le digas que la sustancia que ingiere le va a provocar la muerte y la destrucción de su cuerpo, le da igual. Aunque sepa que es nocivo para él y para todos los que le rodean, está dispuesto a acarrear con las consecuencias con tal de sentir el subidón que le provoca la mortífera sustancia. Qué decir de los camellos que les proporcionan tan letal componente. Ellos han encontrado el negocio perfecto. Llevan distribuyendo una sustancia ilegal desde hace más de 40 años entre la población con la complicidad de los distintos gobiernos centrales mientras se lucran y se aprovechan del enganche de los más débiles. El alucinógeno ha sido distribuido entre los menores de edad durante más de tres décadas, ahora muchos ya son adultos, pero salir cuando llevas consumiendo tanto tiempo es casi imposible. Sólo con el veto a los camellos y la destrucción total de sus canales de distribución (educación y medios de desinformación públicos) Cataluña podrá despertar de su letargo. Pero eso no lo hará el actual Gobierno, ya que no les interesa dejar de recibir los sobornos de los narcotraficantes en el Parlamento de España.

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