jueves, marzo 28, 2024
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(VÍDEO) Zverev deja la imagen de Roland Garros 2022 al verse obligado a abandonar en muletas la semifinal contra Nadal

El tenista manacorense alcanza su decimocuarta final en París de forma agridulce al darse por concluido el partido en el segundo set por la lesión del alemán

Rafa Nadal vuelve a la final de Roland Garros por decimocuarta ocasión en su carrera, aunque esta vez de forma agridulce. El motivo hay que buscarlo en la imagen que ha dejado su rival, el alemán Alexander Zverev, para la historia del torneo: apoyado por unas muletas, se ha visto obligado a abandonar la pista central de París, la semifinal y el segundo Grand Slam del curso, con la mayor de las impotencias, por un esguince de tobillo.

Todo ha ocurrido en el último punto del decimosexto juego del segundo set, con 40-30 para Nadal al servicio y un 5-6 a favor de Zverev en el global de la manga tras imponerse el español por 7-6 en la primera. Al intentar devolver un golpe, el jugador de Hamburgo ha hecho un mal gesto con su tobillo derecho y ha caído al suelo totalmente roto. Sus gritos de dolor, realmente estremecedores, no se han hecho esperar.

Nadal, con semblante muy preocupado, no ha tardado en acercarse al otro lado de la pista para interesarse por el estado de Zverev. Aguantando como ha podido un dolor que le ha llevado incluso a revolcarse por la tierra parisina, el germano ha tardado unos cuantos segundos en poder incorporarse, ya con el gran dominador histórico de Roland Garros a su lado. Las lágrimas de rabia también han sido inevitables.

Zverev, al cojear de forma ostensible, no ha tenido más remedio que marcharse a los vestuarios en silla de ruedas, con un silencio casi absoluto adueñándose tanto de la Philippe Chatrier como de la retransmisión televisiva. El encuentro ha parecido sentenciado dada la gravedad de la lesión del alemán, aunque han pasado unos minutos hasta que su retirada se ha confirmado y el marcador ha dejado de estar vigente.

Finalmente, Zverev ha reaparecido en la pista apoyado en unas muletas para ratificar el abandono forzoso y despedirse de unos aficionados que le han trasladado el mayor de los ánimos en forma de una calurosa ovación. Nadal, en un nuevo gesto de deportividad, ha abrazado con cariño a su contrincante antes de que se despidiera definitivamente de esta edición de Roland Garros.

Ha sido el punto final más amargo que cabía esperar para un partido que ha dejado grandes momentos de espectáculo (Nadal ha salvado hasta cuatro bolas de set de Zverev para hacerse con el primer set, por ejemplo) antes de que hubiera que llegar a una conclusión de manera anticipada y con imagen, aunque muy dolorosa en todos los sentidos, para la posteridad.

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