viernes, marzo 29, 2024
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(VÍDEO) Violencia en Francia: los ultras del Saint-Étienne invaden su campo y lanzan bengalas contra los jugadores

La Policía tuvo que saltar al campo para detener a alguno de los radicales y apaciguar unos ánimos muy caldeados tras el partido contra el Auxerre

La violencia volvió a los campos de fútbol de Francia este domingo, en plena polémica por el caos con la seguridad en la final de la Champions del sábado en París. Todo ocurrió en el partido de vuelta del playoff entre el Auxerre y el Saint-Étienne, que sirvió para consumar el ascenso de los primeros a la Ligue 1, máxima categoría, y el descenso de los segundos a la Ligue 2 por primera vez desde 2005. Fue el devenir final del Saint-Étienne el que provocó una reacción totalmente descontrolada de sus ultras en su propio estadio, el Geoffroy-Guichard.

Tras el empate con el que terminó el tiempo reglamentario, los penaltis acabaron convirtiendo en vencedor del encuentro al Auxerre, con consecuencias desastrosas nada más darse por concluido el encuentro. Fue entonces cuando el árbitro salió huyendo del campo lo más rápido que pudo, ya que los aficionados más radicales del Saint-Étienne saltaron al terreno de juego dispuestos a agredir a los futbolistas que se encontrasen a su paso.

Las bengalas estuvieron a la orden del día (se lanzaron tanto en el césped como al palco), al igual que los palos y otros objetos igual o más contundentes. La seguridad del estadio Geoffroy-Guichard se vio completamente desbordada por los incidentes, con la Policía intentando intervenir a duras penas para apaciguar unos ánimos muy pasados de rosca.

Los futbolistas del Auxerre fueron el principal foco de la ira de los hinchas locales, con su portero como uno de los agredidos: tuvo que refugiarse en el vestuario lo más rápido posible al sufrir varios golpes. Aunque el Saint-Étienne condenó los hechos en un comunicado (hablando incluso de iniciar «las acciones legales necesarias» y «a pesar de un dispositivo excepcional y reforzado, de cerca de 500 agentes»), el daño ya estaba hecho.

Nadie se libró de pagar las consecuencias de unos actos que no han tardado en dar la vuelta al mundo para mal: los presentes en el campo, los agentes de seguridad, los agentes policiales y el público que se encontraba en las gradas del Geoffroy-Guichard. Una escena problemática más para un fútbol francés que no para de acumular polémicas relativas a los ultras en los últimos meses, con otras invasiones de campo de mal recuerdo en un Lyon-Marsella (con un botellazo de por medio) y en un París F.C.-Olympique de Lyon de Copa. En ambos casos, los partidos fueron suspendidos.

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