El tenista ruso tuvo una conversación con el juez de silla a cuenta de unos aficionados que aparecieron con la bandera de Ucrania en las gradas
La guerra de Ucrania ha provocado un señalamiento notorio de los rusos también en el mundo del deporte. Que se lo digan a los numerosos equipos y deportistas de este país a lo largo y ancho de competiciones de todo tipo. El último en ser perjudicado de alguna manera por el conflicto bélico ha sido Andrey Rublev en pleno Abierto de Australia.
El sexto mejor tenista del mundo en la actualidad se midió en segunda ronda del primer Grand Slam del curso al finlandés Emil Ruusuvuori. A mediados del segundo set, el partido se tuvo que interrumpir. La culpa la tuvieron dos aficionados que en un primer momento desplegaron una bandera de Ucrania en las gradas y después, para seguir con su intento de desconcentración, empezaron a insultar a Rublev.
Este no tuvo más remedio que provocar un parón en el encuentro y dirigirse a hablar con el juez de silla. A primera vista, parecía que el problema residía en la bandera ucraniana, aunque el ruso no tardó en aclarar al árbitro que no era así. «La bandera no me molesta. Está bien. Solo pido que no me insulten», expuso Rublev.
El jugador de Moscú pudo sobreponerse a este momento incómodo, derrotando a Ruusuvuori por 6-2, 6-4, 6-7 y 6-3 para llegar a la tercera ronda en Melbourne, con el británico Daniel Evans como próximo rival. Una vez finalizado el partido, Rublev pudo dar más explicaciones sobre el incidente con Ucrania de por medio.
«Se lo dije directamente al árbitro: no se trata de la bandera. Pueden poner la bandera que quieran, entiendo completamente la situación. Fue más que me empezaron a decir palabras feas y cosas malas. Le dije al árbitro: ‘No se trata de la bandera, pero por favor, ¿puedes decirles que al menos no digan malas palabras cuando esté en el cambio de pista?'», declaró el tenista, que siempre se ha mostrado muy comprometido con que la guerra entre Rusia y Ucrania llegue a su fin, en palabras recogidas por AP. Las imágenes de lo ocurrido ya han dado la vuelta al mundo.
