jueves, abril 25, 2024
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(ENTREVISTA) Un soldado español destinado en Afganistán: «Salir del país es dejar un parque temático a los terroristas islamistas»

Dos soldados españoles cuentan para El Liberal su experiencia en Afganistán

En estos días de confusión sobre los eventos que se están desarrollando en Afganistán con la salida de las tropas de Estados Unidos, las caóticas evacuaciones de colaboradores afganos y sus familias, las brutales imágenes del aeropuerto de Kabul, la ofensiva en el Panshir contra la nueva Alianza del Norte y las protestas de mucha población afgana en Herat o Jalalabad contra la presencia talibán hemos entrevistado a dos soldados españoles que fueron desplegados en el país centroasiático para que los que han estado allí nos cuenten sus impresiones sobre el país donde dejaron parte de su vida.

La experiencia afgana de «Largo»

Uno de ellos es “Largo”, miembro de una Compañía de fusiles y con dos despliegues en Afganistán. Uno 2008 en Herat y 2012 en Qalai i Now. Comenta que allí todos los días son peligrosos, por acción (TIC’s, IED’s, movimientos en vehículo por zonas muy peligrosas…) o por omisión, hay días en que no ocurre nada pero eso lo sabes al regresar a la base o la COP [Puesto Avanzado de Combate, por sus siglas en inglés]. Cuando sales por esa puerta el peligro es idéntico todos y cada uno de los días.

P: ¿Cuál fue tu experiencia más satisfactoria y cuál la más dura o peligrosa?

R: La experiencia más satisfactoria. Egoístamente fue comprobar que realmente estábamos preparados para la guerra. Saber que toda la instrucción y todos los duros momentos previos, se vieron plasmados en situaciones reales. Altruistamente, ciertos momentos que vives con las niñas y los niños de allí, una sonrisa que te dedican, el poder ayudar a alguien que ves que realmente lo necesita.

P: ¿Cómo era nuestra relación con los locales afganos? ¿Y con los colaboradores afganos? ¿Crees que ellos han sido los grandes olvidados por la sociedad española en lo relativo a la guerra de Afganistán?

R: Con los locales, de inexistente a muy variable. Me explico, los mismos que al pasar por un pueblo simplemente te ignoraban o acudían a un MEDCAP te disparaban media hora después desde una cota. Dos horas después, estaba otra vez viéndote pasar por la puerta de su casa.

Los traductores, había de todo unos te daban más confianza que otros, pero todos creo que realizaron su labor. Que alguno era de los malos… posiblemente, pero para servir a la coalición siendo local, había que echarle dos huevos por muy bien que cobraran.

Creo que en lo relativo a Afganistán no ha habido olvido, ha habido oscurantismo. Si la sociedad española no ha conocido lo que nuestras tropas hacían allí, difícilmente pueden tener en cuenta a nuestros colaboradores.

P: ¿Qué sientes cuando ves las duras imágenes de los afganos intentando huir de Kabul?

R: Sentimientos encontrados, tristeza por supuesto, también entiendo que quieran huir, pero en una semana han dejado que tomaran más territorio que el que dominaban hace 20 años. Dice la tradición que a uno de esa misma religión, le dijo su madre “no llores como mujer lo que no supiste defender como un hombre”.

P: Como soldado que fuiste destinado allí, ¿qué piensas, tras veinte años, sobre la victoria talibán?

R: No por esperada es menos triste. Creo que solo había una forma de mantener lo logrado, con décadas y décadas de presencia allí. Se ha decidido salir, ha ocurrido lo que todos sabíamos. Yo no entro en esas decisiones, sí que digo que ese país es más que decidir si nos preocupan las niñas o la sociedad afgana. Es dejar un parque temático a todos los terroristas islamistas.

P: ¿Cómo calificarías la cobertura mediática sobre Afganistán desde la caída de Kabul el 15 de agosto?

La de aluvión excesivo. Horas y horas de trazo grueso y, lo que es peor, analizar con el punto de vista de España en 2021. Luego estáis unos pocos, casi siempre alejados de los medios generalistas que sí que informan y opinan con rigor.

Me gustaría añadir que España ya tiene a su gente allí currando como titanes, que se sacará a quien lo merezca y no debemos meter más presión a los que están allí con frases del tipo «dejamos tirados a los nuestros». Esa frase sobra desde el mismo instante que desplegó allí nuestra gente.

La experiencia afgana de «El Bactriano»

En paralelo, hablamos con “El Bactriano” (por Bactria, nombre que en época de Alejandro Magno tenía la moderna Afganistán). Habla claro de todo: su estancia en el país, su relación con los afganos y sus sentimientos tras ver el aluvión de información que inunda televisión y redes sociales sobre la caída de Afganistán

P: ¿En qué unidad serviste?

R: Sin dar muchos detalles, puedo decirte que serví en una unidad de élite, de primera línea, como se suele decir.

P: ¿Cuántas veces, en qué años y en qué lugar estuviste destinado?

R: Solo he estado en un despliegue y fue sobre la segunda década de este siglo, en la provincia de Badghis y más concretamente te podría decir que estuve en todos los puestos avanzados de combate (COP) que en ese momento tenía desplegados el ejército, incluyendo alguna Base de Patrulla (BP) en medio del desierto, protegiendo la ruta Lithium.

P: ¿Cuál fue tu experiencia más satisfactoria y cuál la más dura o peligrosa en Afganistán?

Te podría decir que lo más satisfactorio fue haber realizado todo tipo de acciones para que los afganos pudieran tener una normalidad y seguridad mientras las tropas españolas estuvieran allí desplegadas, y sobre todo, que la población te lo agradecía de muchas formas y detalles distintos.

P: ¿Cómo era nuestra relación con los locales afganos? ¿Crees que traductores y colaboradores han sido los grandes olvidados por la sociedad española en lo relativo a la guerra de Afganistán?

R: Es una pregunta muy interesante porque el español y su forma de ser son muy importantes y a veces clave para que allá donde estemos desplegados la población nos aprecie y colabore con nosotros.

La relación con los locales era siempre lo más exquisita que se podía y la situación lo permitía, tratándoles con sumo respeto y proporcionándoles ayudas médicas en sitios inhóspitos, con hospitales de campaña improvisados. Además se ayudó a construir colegios para que las niñas pudieran estudiar y desarrollar un futuro que parecía próspero para ellas.

Los traductores e intérpretes vivían en las mismas COP que nosotros, eran uno más dentro de la unidad y realizaron una labor encomiable, estando codo con codo con nosotros en las situaciones más difíciles y peligrosas, recibiendo ataques como un soldado español más.

Personalmente y haciendo referencia a la última pregunta, sí, los traductores y colaboradores han sido los grandes olvidados, por que como he dicho antes, estos últimos realizaron una labor de primer nivel para las tropas españolas, consiguiendo en muchos casos logística local para la mejora de la calidad de vida y en el caso de los traductores, poder hacernos entender y comprender la cultura autóctona y así evitar generar más problemas, porque venimos de dos mundos distintos y el intérprete sabía cómo enfocar las preguntas.

Todo ello creo que no ha sido reflejado correctamente en los medios ni en la opinión pública, y ahora les ven como refugiados que vienen a aprovecharse de nosotros. Si hablas con varios militares allí desplegados te dirán lo siguiente: estos afganos (intérpretes, traductores, colaboradores) se han jugado la vida y la de su familia para ayudar a las tropas españolas, es decir, han hecho por los españoles mucho más que otros que van de salvapatrias.

P: ¿Qué sientes cuando ves las duras imágenes de los afganos intentando huir de Kabul?

Siento que es una tormenta perfecta: están los afganos que huyen sin luchar, los que huyen porque saben lo que es vivir bajo el yugo talibán y los que posiblemente se infiltren dentro del caos para colarse hasta el corazón de la UE sin pasar filtros. Inicialmente me pareció muy bien que cada país repatriase a sus colaboradores bajo un pre filtro de sus servicios de información e inteligencia; lo que no veo tan bien es que se haya convertido en un “puertas abiertas” para venir aquí a cualquiera que no haya apoyado a las tropas occidentales, ya que, como he dicho antes, creo que los refugiados no colaboradores deberían ser reubicados en países del entorno, con la misma cultura y religión.

P: Como soldado que fuiste destinado allí, ¿qué piensas, tras veinte años, sobre la victoria talibán?

R: Creo que es una intervención militar que se inició para ser realizada en un espacio tiempo muy corto y se enquistó, por ello, la estrategia de largo plazo no se aplicó y el concepto de “ganar corazones y mentes” llegó tarde.

La lucha contra la insurgencia es muy difícil de hacer, ya que no van uniformados ni se rigen por unas normas y ello dificulta poder combatir sin dañar la imagen de las tropas occidentales, ellos lo saben y lo explotan. Forma parte de la guerra de guerrillas.

El Talibán ha sabido esperar y jugar en su terreno y los estrategas militares no han sabido entenderles para combatirles desde la contra-narrativa, la inclusión pro activa de la población afgana dentro del sistema y no han podido evitar la corrupción sistémica de la élite gubernamental, por ello, muchos militares del ANA llevaban un retraso en el cobro de sus nóminas, etc…

El Talibán ha sabido explotar esas vulnerabilidades hasta hacerse, mediante contactos, reuniones e inteligencia, con el poder del país. ¿Lo peor? Que desde aquí les estamos blanqueando a marchas forzadas, ya nos hemos olvidado de la sangre vertida allí.

Y mencionando al gran Von Clausewitz: “El ataque envolvente, o desde varios lados, sólo es posible como norma para el bando que mantiene la iniciativa, o sea, la ofensiva, y que el defensor, en el curso de la acción , no está en condiciones, como no lo está en la táctica, de devolver el golpe al enemigo cercándolo a su vez.”

P: ¿Cómo calificarías la cobertura mediática sobre Afganistán desde la caída de Kabul el 15 de agosto?

R: Lo que más me ha molestado es que desde 2001 todo lo que ocurría en Afganistán era apenas relevante, la cobertura era mínima y la prensa solo buscaba los errores cometidos por las tropas occidentales, llamándolas asesinas.

De repente ves que cuando cae Kabul, toda la prensa, sobre todo la más crítica con la presencia de las tropas internacionales, es la primera que se ha ruborizado al ver que el talibán volvía al poder, pero no se han preocupado por todos los afganos, no. Solo por las mujeres, cuando el que sufre es toda la población.

Y ahora piden a gritos una invasión en Afganistán, sin límites. Además siempre salen a hablar los que menos idea tienen de la idiosincrasia afgana, pero claro, son rostros conocidos y parece que su voz sea la validad para que la gente que realmente no tiene ni idea, la compre como un discurso profesional.

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