jueves, abril 25, 2024
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Un francés descifra el último secreto de Marilyn Monroe: quién era su padre

Una investigación fruto del ADN obtenido del cabello de la legendaria actriz ha permitido identificar a su progenitor, Charles Stanley Gifford

Más de tres años le ha llevado al francés François Pomès, productor y director de documentales, dar con el desafío que se había planteado para homenajear a Marilyn Monroe en el 60 aniversario de la muerte de la actriz: descubrir mediante los más punteros análisis quién fue su padre.

La noticia fue adelantada a finales de abril por la revista Paris Match, que llevaba en exclusiva fotos de un hombre misterioso así como de los cabellos de la artista que habían permitido recuperar su ADN y compararlo con los descendientes de este hombre. Su nombre: Charles Stanley Gifford.

Un laboratorio en Texas (Estados Unidos) y otro en Toulouse (Francia) analizaron sin conocer su origen varios cabellos: unos procedían del peluquero de Monroe, que se los cortó el día de 1962 en que ella cantó a John Fitzgerald Kennedy el feliz cumpleaños, y otro mechón lo recogió el hombre que embalsamó a la actriz tras su muerte por una sobredosis accidental de barbitúricos ese mismo año.

Después de dos años de pruebas, solo el laboratorio de Toulouse, con el científico especializado en antropobiología Ludovic Orlando a a su cabeza, consiguió recuperar un 22% del genoma de la actriz en un 5% restos de ADN que quedaban en el cabello.

Pomès reconoce que el hallazgo tiene mucho de suerte. Encontrar restos humanos en cabellos sin raíces es extremadamente difícil. Pero lo obtenido fue suficiente para hacer la comparación con los descendientes de Gifford. «Fue positiva… ¡bingo!», dice el productor.

Una infancia de abandonos

A su nacimiento, Norma Jeane Mortenson, su auténtico nombre, fue registrada con el apellido del exmarido de su madre, Gladys Pearl Baker. Baker había tenido varias relaciones sentimentales en 1925 y nunca indicó a Monroe quién era realmente su padre, pero la actriz siempre conservó la foto de un misterioso hombre, con bigote, sombrero de ala y gabardina, que colgó en la pared de su habitación como si se tratara de Clark Gable.

Monroe pasó su infancia entre familias de acogida y orfanatos, ya que su madre se encontraba a menudo hospitalizada en psiquiátricos.

Cuando alcanzó el éxito, trató de localizar y visitar a Gifford, dueño del laboratorio de revelado de fotografías en el que Baker estuvo trabajando, pero él nunca quiso conocerla. «Eso fue muy violento para ella», aduce Pomès.

La tentación rubia, uno de los iconos más conocidos de la cultura pop y sólo años después de su muerte reivindicada como una gran actriz y no simplemente un sex symbol, fue fruto de un affaire accidental. «Monroe se construyó sin sus padres. Su padre nunca la conoció. Y en el Hollywood de la época crecer sin padre y sin madre era complicado. Algunas fisuras de Marilyn están ligadas a este abandono, a ese marco familiar que no tuvo», considera el director de la película, de apenas 50 minutos de duración.

Fuente: María D. Valderrama (EFE).

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