sábado, abril 20, 2024
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Sí, es lo que parece: el PSOE ha muerto

Parece que en el PSOE se odia más a Casado y a Santiago Abascal —a Arrimadas en días impares— que a Otegi. Sí, es lo que parece.

Parece que los enemigos del PSOE son los partidos democráticos “de derechas” mientras que los golpistas y los pro etarras son meros adversarios electorales. Sí, es lo que parece.

Parece que los barones del PSOE tienen más miedo a que les asocien con el PP que a vincularse con Bildu. Sí, es lo que parece.

Parece que Sánchez ha decidido acelerar la segunda transición que inició Zapatero cuando decidió romper todos los pactos de Estado —empezando por el pacto contra el terrorismo— y reconoció a ETA como un interlocutor político más deseable que el PP. Sí, es lo que parece.

Parece que el PSOE se siente más cómodo con los defensores de Stalin, de Maduro o del régimen iraní que con los partidos democráticos que protagonizaron la Transición y la incorporación de España a Europa. Sí, es lo que parece.

Parece que ha triunfado la estrategia de Zapatero de romper el bloque constitucional para asegurarse largos años de gobiernos “de izquierdas”. Según los cálculos del vicepresidente del Gobierno de España, el elegido y nombrado por Sánchez, diez años con la complicidad de pro etarras y golpistas. Sí, es lo que parece.

Parece que el PSOE considera que los defensores de los terroristas son “de izquierdas”. O sea, que mataban a sus propios compañeros de partido porque el PSOE de entonces no era muy “de izquierdas”. Sí, es lo que parece.

Parece que el PSOE considera que quienes defienden la supremacía de la raza vasca o catalana son de izquierdas. Sí, es lo que parece.

Parece que el PSOE considera que dar un golpe contra la democracia desde las propias instituciones democráticas es de izquierdas. Sí, es lo que parece.

Esto comenzó en el 2000, cuando Zapatero ganó aquel Congreso del PSOE gracias al entendimiento entre los representantes de Guerra y González, porque ellos dos ya entonces llevaban tiempo sin hablarse.

Esto comenzó cuando Zapatero decidió romper todos los puentes con los partidos democráticos y diseñar un nuevo modelo de Estado en alianza con los nacionalistas, los independentistas y los terroristas. ¿Un nuevo modelo de Estado definido con partidos políticos que defienden la independencia de los territorios en los que están asentados, que pretenden romper la unidad de la Nación y que no creen en el Estado español? Sí, es lo que parece.

Todo comenzó cuando Zapatero proclamó que quedaba abolida la soberanía nacional porque su Gobierno y su partido acatarían “lo que decidieran los catalanes”. Y dentro del PSOE todos sus cargos, todos sus barones, todos sus aspirantes a ser algo… callaron. Y quienes hablamos fuimos considerados “colaboradores del PP”. Sí, es lo que parece.

Todo esto empezó cuando en el PSOE comenzó a ser mucho más incómodo tener un amigo del PP que ser amigo de Otegi o Ternera. Sí, es lo que parece.

Todo esto comenzó cuando en el PSOE te retiraban el saludo —o se salían del ascensor en el que tú entrabas— si aparecías en una foto con las víctimas de ETA o con un dirigente del PP y te daban un cargo si aparecías con el abogado defensor de los terroristas más sanguinarios. Sí, es lo que parece.

Todo esto comenzó cuando los dirigentes del PSOE te alababan en privado por alertar sobre las consecuencias para la democracia que tendría la deriva de Zapatero… y callaban estruendosamente en público. De aquella cobardía llegó esta indignidad. Sí, es lo que parece.

En el año 2007, me fui del PSOE. En aquel momento era parlamentaria europea, tenía dos años y medio por delante de legislatura y un sueldo algo más que sustancioso. Cuando fui a entregar el acta de diputada, el funcionario europeo que me atendió me dijo que era la primera vez que veía a un diputado entregar su acta “sin tener obligación legal de hacerlo”. Y los que me alababan en privado me insultaron en público. Sí, es lo que parece.

Todo esta degeneración democrática del PSOE que hoy estamos viviendo es consecuencia de que ninguno de los que podía —porque estaban en el Comité Federal o en la Comisión Ejecutiva o eran diputados o presidentes autonómicos— hizo nada cuando Zapatero legalizó Bildu con los seis votos que el PSOE controlaba en el Tribunal Constitucional. De aquellas complicidades vinieron estas infamias. Sí, es lo que parece.

Parece que el PSOE se ha cambiado de bando y está más cómodo en compañía de los involucionistas que junto a los defensores del orden constitucional. Sí, es lo que parece.

Parece que en España tenemos un Gobierno social comunista, según sincera definición de ayer mismo de Pablo Iglesias en sede parlamentaria. Sí, es lo que parece: el Partido Socialista Obrero Español ha elegido gobernar con un partido condenado por el Parlamento Europeo, junto a los nazis, como autor de los crímenes más despiadados contra la humanidad. Y para que la indignidad sea mayor ha sumado a sus apoyos a los portavoces y herederos de la banda terrorista ETA. Sí, es lo que parece: el envilecimiento del PSOE es total.

Los muertos no resucitan. Y sí, es lo que parece: el PSOE constitucional y democrático ha muerto.

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