viernes, marzo 29, 2024
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¿Qué es la Guerra Irrestricta?

A finales de los años noventa los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui proponen un nuevo modelo de desarrollo militar que se concibe tras la idea de Estados Unidos de ‘desarrollo de las armas para adaptarse a la lucha’. Mientras que tradicionalmente se aplicaban tácticas en función de hombres y armas, Estados Unidos comienza a diseñar tácticas militares primero en la teoría para luego desarrollar las armas necesarias para llevar a cabo dicha práctica militar.

Desde la teoría de la guerra irrestricta se establece que debido a este desarrollo armamentístico y al hecho de que el concepto de guerra tradicional está atrapada en el fuego cruzado de la escalada de armas atómicas y al miedo nuclear por un lado (desde arriba concretamente), desde abajo el concepto de guerra clásica ha quedado atrapado en modelos de guerra asimétrica, terrorismo, guerra de guerrillas etc…

Si bien el modelo de guerra de guerrillas ha provocado grandes fracasos militares (Napoleón en España o Rusia, los patriotas americanos, la resistencia íbera frente a Roma que retrasó la conquista de la península, los estadounidenses en Vietnam o los soviéticos en Afganistán), el desarrollo de la nueva sociedad, más pacífica, ha creado un nuevo modelo de guerra.

En definitiva, la teoría de la Guerra Irrestricta propone un modelo de guerra basado en el ataque a los pilares que sostienen la sociedad tecnológica de la información. El escrito se centra en un parámetro importante: aquellos objetos que pueden ser inocuos o beneficiar a las personas pueden ser instrumentalizadas para dañarles y eso implica, desde luego, llevar a cabo auténticas guerras sin necesidad de usar tropas ni armamento debido a la inversión del concepto de conflicto bélico a través de la nueva ecuación estadounidense táctica + armas, todo puede ser un arma o tener un doble uso.

En este sentido y tras estructurar las bases de la desaparición de estos tres elementos de la guerra, los coroneles chinos ponen sobre la mesa que la sociedad internacional es ahora más pacífica que nunca en lo tocante a la violencia de sangre y destrucción aunque no lo parezca. Podríamos declarar que la última guerra convencional fue la de Irak de 2003 y las primaveras árabes han sido el mayor experimento de guerra asimétrica por un lado e irrestricta por otro.

Uno de los pilares básicos de este modelo implica el uso de todo elemento para desestabilizar al contrario dentro del conflicto pero, también, puede ser un elemento de disuasión para evitar enfrentamientos debido a que uno de los pilares de este modelo se basa en la influencia no sólo estado-estado sino a través de organizaciones internacionales presionando para la ejecución de sanciones a instituciones o personas del estado enemigo, así como el uso del Derecho Internacional Público para lanzar ofensivas jurídicas que pongan en mala posición al contrario subvirtiendo el orden internacional.

Al mismo tiempo otro de los elementos básicos de la guerra irrestricta implica el uso de la información a través de los medios informativos a todos los niveles: desde la explotación de debilidades internas en sociedades fragmentadas (movimientos como el Black Lives Matter, indigenistas, de extrema izquierda, derecha o racistas) para explotar esta debilidad a través de la ideología o del uso instrumental de la propia historia negra del país enemigo para dar mala imagen en el exterior y manipular masas sensibles a esa información histórica propia.

La revelación de secretos y filtración utilitarista de casos de corrupción política o de deslealtad personal (filtraciones de mensajes a amantes por parte de líderes políticos etc…) que no son constitutivos de delito o de sanción política pero que manchan duramente la imagen de los líderes.

Guerra económica a través de ataques a servidores de la bolsa o de instituciones económicas del país para paralizar o entorpecer la función financiera, el uso de rumores para afectar tipos de cambio, primas de riesgo o cotizaciones en bolsa. Atacando la cadena de exportaciones del país mediante información falsa sobre la calidad de los productos, atacar la calidad del agua, llevar a cabo agroterrorismo contra sectores agrarios y ganaderos o la destrucción de los recursos naturales de la nación.

La guerra de la ayuda económica, poco hay que decir, se basa en ayudar a solventar una crisis económica o social importante (posiblemente creada por el rescatador) a fin de controlar al régimen enemigo y tenerlo anulado neutralizando la amenaza.

Inundando una sociedad de drogas (las guerras del opio), productos ilegales o falsificaciones que hagan daño al entramado económico del país, en el caso de la droga el peligro es doble ya que se enquistan sociedades paralelas (mafias) que desestabilizan al estado y generan un problema de seguridad per se, junto con las actividades de los adictos (asaltos, robos etc…) que generan una crisis médica en el presente y en el futuro debido a los problemas de enfermedades físicas derivadas del consumo de drogas como hepatitis, SIDA etc…y mentales como esquizofrenias, depresiones, bipolaridad etc. y que sirven para dañar gravemente un país como ocurrió en España en los años ochenta.

Guerra de la inmigración abriendo fronteras para inundar a un país enemigo con mareas de inmigrantes y lograr suculentos pagos por mantener el status quo previo a la crisis migratoria siendo, sin embargo, el máximo objetivo la desestabilización interna y externa como hace Marruecos con España o Turquía con la Unión Europea.

La guerra psicológica a través del ataque a una nación de forma constante para desmoralizarla a través de informaciones fabricadas que manipulan la situación del país, desacreditan la propia cultura, nación e historia y destruye el orgullo nacional a través de ideologías de izquierda, internacionalistas o de autodesprecio que sirven a los intereses de las coaliciones internacionales. Dentro de esta guerra no sólo existe la guerra de la propaganda psicológica (desarrollada por soviéticos y estadounidenses en la guerra fría) sino que esta guerra implica también el uso de armas físicas cuya función es alterar los estados mentales de las personas a través de ondas y que ya se han probado con éxito en diversos escenarios restringidos.

La guerra por los recursos en la cual la potencia enemiga acapara los recursos externos que se necesitan importar a través del ejercicio del comercio pero que son acaparados por la potencia externa para ahogar a su enemigo.

La guerra del espionaje masivo a la población y los escándalos subsiguientes con casos como WikiLeaks o Snowden. Este espionaje masivo permite diseñar perfiles mayoritarios (táctica) y desarrollar las armas básicas para dañar a los ciudadanos. De ahí el conflicto de Estados Unidos con China por sus teléfonos o con la aplicación TikTok ya que tanto las terminales chinas como la aplicación TikTok no permiten a Estados Unidos la recolección de datos ya questos van a parar a Pekín.

En definitiva, frente a la brutalidad y el rechazo provocado a la guerra y las armas tras el desarrollo de las armas nucleares, la guerra fue “aplanándose”, de hecho el camino de la Guerra Fría y las guerras de guerrillas que hemos visto en América Latina, África o Asia han sido una era de tránsito hacia esta nueva forma de guerra que en unas zonas se ha enquistado (conflictos de Oriente Medio o África) y en otros están entrando en esta nueva etapa bélica (China, Estados Unidos y Europa).

Estados Unidos desarrolló el concepto de guerra en red y el Plan Cebrowski cuyo objetivo era un ejército pequeño, desarrollado como unidades de operaciones especiales y con alta movilidad. Este es el ejército del futuro ya que la confrontación bélica será un hecho residual en el contexto amplio de la guerra irrestricta, una guerra que democratiza a todas las naciones (dentro de lo posible) porque el objetivo no es el territorio enemigo ni enfrentarse a las tropas en combates urbanos o en campo abierto, el objetivo es la población. Envenenando psicológicamente a una población y dañando las finanzas de un país puedes ganar una guerra sin lanzar un solo disparo ya que, en la mayoría de los casos, no se sabrá quién está atacando sustituyéndose certezas por endebles rumores y los coroneles chinos lo tenían muy claro ya en aquellos lejanos años noventa.

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