El procedimiento está de plena actualidad en las últimas horas debido a las consecuencias derivadas del macrobrote estudiantil con origen en Baleares
El macrobrote de coronavirus originado a raíz de los viajes de fin de curso a Mallorca ya supera el millar de contagios, repartidos por distintas Comunidades Autónomas españolas. Con hasta 265 estudiantes aislados en la capital de Baleares por precaución, el habeas corpus ha salido a la palestra por el caso durante las últimas horas. Esta figura jurídica se ha convertido incluso en tendencia en las redes sociales al haber sido solicitada por algunos de los jóvenes confinados en el hotel Palma Bellver.
El habeas corpus se trata de un derecho constitucional que sirve como paraguas frente a posibles arrestos arbitrarios. Es decir, que se consideran ilegales por el afectado. Lo que se pide es comparecer lo antes posible ante un juez para que este determine si el arresto es o no procedente y si debe seguir adelante o cesar. Lo que se busca con el procedimiento es, pase lo que pase después, quedar libre.
Lo que se valora a nivel judicial con el habeas corpus es si la detención está dentro de la ley o no: las consecuencias jurídicas del hecho que la motiva no entran en juego. De ahí que pueda haber una condena posterior, aunque se decrete la libertad.
¿Qué tiene que pasar para que se considere ilegal una detención? Que no se haya hecho conforme a lo que marca la ley, que no se haya llevado a cabo en una comisaría o similar, que vaya más allá del plazo máximo señalado por la ley (72 horas para la investigación del delito) y/o que en ella no se hayan respetado los derechos constitucionales y los garantizados por las leyes procesales.
El habeas corpus lo pueden solicitar el detenido, su pareja, sus hijos, nietos, padres, abuelos y/o hermanos. Si el afectado es menor o incapacitado, lo tiene que pedir su padre, madre o tutor. También el Ministerio Fiscal, el Defensor del Pueblo y el juez competente (de oficio) pueden hacerlo. Si se contempla, pueden pasar tres cosas: que se dé la libertad, que prosiga la detención hasta que quien es objeto de la misma sea puesto a disposición judicial o que esa puesta a disposición judicial sea inmediata si el plazo máximo de la detención ha expirado.
En el caso del macrobrote de Mallorca, por ahora se ha denegado el habeas corpus a quienes han intentado acogerse a él. Ha sido así porque desde los Juzgados de Palma se considera que los estudiantes “no se encuentran detenidos por la perpetración de delito alguno”, sino “confinados por razones de salud pública”. Por tanto, no cumplen los supuestos para que el habeas corpus pueda darse.
No obstante, algunos padres de los jóvenes aislados han decidido denunciar al Gobierno balear por presunta detención ilegal. Si los tribunales decidiesen que la orden de confinamiento masivo de las autoridades de la zona es nula, la cuarentena obligatoria de 10 días para quienes no hayan dado positivo dejaría de estar en vigor.
La realidad es que, ahora mismo, la reclusión continúa, con escolta policial incluida en el edificio donde se encuentran unos cuantos participantes en los viajes de estudios a Mallorca. Más magnificados que nunca a raíz de la pandemia, que ahora ha colocado su punto de mira en unos grupos de edad cada vez más bajos.
