jueves, abril 18, 2024
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Proyecto Islero, el plan nuclear del franquismo

España tenía la capacidad tecnológica y científica para construir la bomba nuclear pero las presiones políticas dilapidaron el proyecto

Se ha hablado mucho de los grandes proyectos del franquismo a nivel industrial, económico o político, pero sin duda uno de los menos conocidos es el programa para construir una bomba nuclear española. Fue el mayor proyecto de la industria militar del franquismo, tras la Segunda Guerra Mundial todas las naciones vieron el poder destructivo de aquella arma en Hiroshima y Nagasaki. La bomba daba independencia militar y reconocimiento internacional.

Como sabemos, la cúpula militar en el franquismo era una de las “familias” del régimen con más poder y capacidad económica. A partir de 1948 comenzará un plan secreto para adquirir el conocimiento necesario de la construcción de estas armas nucleares, pero es en 1951, con el final de las sanciones a España por el colaboracionismo en la Segunda Guerra Mundial, cuando comience de verdad la “carrera nuclear”. El organismo creado en 1948 se rebautizará con el nombre de Junta de Energía Nuclear (JEN), aun hoy en día muchos de los archivos de la JEN están clasificados, por lo que su estudio es complicado.

Si bien España no era una potencia económica por aquel entonces, disponía de la quinta reserva mundial de un recurso esencial para esa tarea: uranio. La JEN, dirigida por Otero de Navascués, tenía mucho interés en las minas de uranio del Pirineo y harán todo lo posible por explotarlas. A partir de 1953, en un contexto de guerra fría, EE. UU. verá en el anticomunismo de Franco una oportunidad para colaborar. Washington tendrá la oportunidad de implantar bases militares en la península a cambio de ayuda económica y militar al régimen franquista. La campaña americana para la proliferación atómica será una gran oportunidad para el régimen, los americanos estaban dispuestos a vender la tecnología nuclear para uso civil, aunque no para uso militar. La JEN traerá a España los primeros aceleradores de partículas, iniciándose así la especialización en esta tecnología.

A partir de la década de los 60, el aperturismo del franquismo hace que despunte la economía, comenzará la construcción de la primera central nuclear en España y se enviarán los mejores científicos españoles a EE. UU. para que adquiriesen el conocimiento necesario. Entre ellos estaba Guillermo Velarde, militar del ejército del aire y doctorado en física nuclear, estudiaría en EE. UU. entre 1957 y 1963.

En la guerra de Ifni (1957-1958), EE. UU. no permitirá a España utilizar el armamento prestado, y el régimen franquista se dará cuenta de la necesidad de construir una bomba atómica propia. Otero de Navascués encarga a Velarde la construcción de una bomba de plutonio, nace aquí el Proyecto Islero, nombrado así en honor al toro que mató al torero Manolete. Durante tres años se sigue desarrollando el proyecto, pero todas las miradas estarán puestas en la construcción de la central nuclear de Zorita, se construye en solo 3 años, para financiarla, la empresa de construcción, Unión Eléctrica Madrileña, tendrá que pedir un préstamo tan grande como todo su capital financiero.

El día 17 de enero de 1966 se producirá uno de los acontecimientos más mediáticos del franquismo, un B-52 americano tendrá un percance en pleno vuelo arrojando 4 bombas atómicas en las inmediaciones de la playa de Palomares, Almería. De las 4 bombas una será encontrada por un vecino local que será conocido como Paco el de la bomba, otra caerá al mar y las dos restantes al caer al suelo dispersaron parte del plutonio que contenían. Jamás saldrán a la luz los informes médicos de la población local. Pese al secretismo de ambos gobiernos, la prensa se hizo eco de la noticia y el régimen tendrá que organizar un teatro mediático con el baño en la playa del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga. Desde el punto de vista militar fue una bendición para España ya que permitió recoger gran cantidad de información sobre la bomba. El problema llegó cuando Franco vio que el desarrollo de la bomba podría entorpecer la ayuda americana. El Caudillo fue un hombre pragmático y era consciente que si la bomba conllevaba malas relaciones con los Estados Unidos el proyecto debía paralizarse.

En 1968 se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear, tratado que España se resistirá a ratificar. Gracias a unos acuerdos con la Francia de De Gaulle se construirá la central nuclear de Vandellós. El problema para Franco es que dejará en manos de empresas privadas la construcción de estas centrales, estas empresas se opondrán a la utilización de la energía nuclear para usos militares. Ya entrada la década de los setenta, España tendrá tres centrales nucleares en funcionamiento y será el principal cliente de Estados Unidos. En 1973 el régimen de Franco se convertirá en la tercera potencial mundial en energía nuclear.

Poco tiempo después, la mala salud de Franco llevará al nombramiento de Luis Carrero Blanco como presidente del gobierno, que fue partidario de continuar con el Proyecto Islero. Unos días antes de su reunión con Kissinger recibirá unos informes de Guillermo Velarde de la viabilidad de la bomba nuclear española. Al día siguiente de la reunión la banda terrorista ETA acabará con la vida del presidente. Carlos Arias Navarro le sucede y ordenará continuar con el proyecto. El plan del régimen era crear un centro para obtener plutonio a partir de los residuos radioactivos de las centrales nucleares, se situará en Soria y se empezará a construir en 1977, pero debido a la llegada de la democracia y la presión del presidente americano Carter el proyecto se abandonará definitivamente.

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