jueves, abril 25, 2024
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Plebiscito: el futuro de Chile en juego

Casi 15 millones de chilenos están llamados a las urnas el próximo 25 de octubre para decidir sobre el futuro de su Constitución 

El 25 de octubre será una fecha destacada en la historia de Chile por ser el día del plebiscito nacional a través del cual se decidirá si continuar con la Constitución actual —aprobada en 1980 durante el régimen de Augusto Pinochet— o si, por el contrario, elaborar una nueva. Se trata de una decisión que puede cambiar el futuro de la nación de forma inminente y traer consigo una gran incertidumbre política durante los próximos dos años. A partir de entonces, la prioridad será la redacción de una nueva carta magna en un ambiente muy polarizado debido al azote de la pandemia del coronavirus.

Contexto social y político

La votación se realizará bajo un clima de inestabilidad social y política. Los disturbios y manifestaciones han estado a la orden del día en el país durante este último año en lo que se ha conocido como el Estallido Social chileno. Aunque lo que disparó las manifestaciones fue el anuncio de un incremento en la tarifa del metro de Santiago, las demandas se extendieron en los siguientes días hacia otras causas, incluyendo el descrédito de la actual Constitución por ser herencia del régimen militar de Pinochet (pese a las múltiples reformas que ha sufrido a lo largo de las últimas cuatro décadas). 

En estas circunstancias, la pandemia del coronavirus no ha hecho más que complicar el ya de por sí enmarañado proceso electoral. Con más de 400.000 contagios, los casos activos en Chile aumentan a un ritmo de mil contagios diarios y muchos se cuestionan realizar el referéndum en estas condiciones. Ante el miedo al virus, lo más probable es que las personas que pertenecen a grupos de riesgo no acudan a votar, lo que tendría un efecto importante en los resultados y, además, aunque no hay un mínimo de participación para que el plebiscito sea vinculante, permitiría al grupo que pierda la votación defender que el proceso fue ilegítimo porque se desarrolló durante un proceso de excepción constitucional y no se pudo hacer campaña en condiciones normales.

Proceso electoral

Según los datos del Servicio Electoral de Chile (Servel), hay casi 15 millones de votantes llamados a las urnas, a los que se suma una importante cantidad de ciudadanos extranjeros con derecho a voto —residentes de Perú, Bolivia, Colombia, Argentina y Ecuador—. A través de este enlace los interesados pueden revisar si están habilitados o no para participar en el plebiscito.

Además de votar la creación de una nueva constitución, los ciudadanos también tendrán que decidir entre las opciones de órgano planteadas, es decir, quiénes serían los encargados de redactar la Carta Magna si se decidiera implementar una nueva carta magna. Entre las opciones a escoger están una Convención Mixta Constitucional o una Convención Constitucional. La primera estaría integrada a partes iguales por miembros elegidos popularmente y parlamentarios en activo, mientras que la Convención Constitucional estaría formada únicamente por miembros elegidos por los ciudadanos.

En caso de que se aprobase la creación de una nueva constitución, seguiría rigiendo la actual durante todo el proceso en que esté reunida la Convención. Tras un plazo de entre nueve meses y un año, el presidente de la República debe someter a votación el texto redactado por dicha Convención y, solo una vez promulgado, se derogaría la actual Constitución y entraría en vigor la nueva. 

Sufragio no presencial

Aún está en el aire la cuestión del voto por correo para las personas infectadas de coronavirus, cuyo ejercicio del derecho a voto pondría en riesgo la salud de muchos de sus conciudadanos. 

El Gobierno chileno ha aprobado una reforma constitucional que faculta al Servel a establecer un sistema de sufragio no presencial. Sin embargo, desde el Consejo Directivo de la institución, se ha expuesto la imposibilidad de improvisar, a tan poco tiempo de la celebración del referéndum, un mecanismo alternativo al existente en la actualidad, que exige que el voto sea personal, secreto y presencial. 

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