jueves, marzo 28, 2024
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Mentiras y autoprofecías cumplidas

Se me agolpan las “notas” para mi Emboscadura. De tantos cambios y giros que el mundo da, a veces no sabemos por dónde entrarle a la vida. Decía un clásico, o así lo interpreté, que a veces para estar al día tenemos que leer la prensa atrasada, mirar a lo caduco y escribir sobre lo de siempre: las pasiones, las vilezas, las entrañas de la humanidad.

Hoy salgo sin ambages desde la espesura. Dudo que ni siquiera nadie note mi presencia. Camino sobre las cenizas de las historias del ayer, que en el mundo del 3.0, son las noticias de titulares que se agolpan en ediciones digitales que mutan en versiones tanto como minutos tiene el día y cambian cada noche según siente el editorial a “quien nos pague el pesebre en nuestra Vida”.

Observo que hemos olvidado ya temas importantes, mutados por los cercanos y los que afectan a la proximidad. Ya sabemos que los Talibanes son lobos que mutaron en perros, por que nunca dijeron ser ovejas. Pero a nosotros nos convenia que se amansaran en su voracidad para “calmar nuestra conciencia”. Ahora nos preocupa la electricidad y los 1,559 euros por litro de Gasolina de 95 octanos.

No son temas baladís, puesto que la vida diaria de mucha gente depende de esos indicadores mentirosos. Pero esto es lo urgente, no lo importante. Lo importante es saber hacia dónde dirigimos nuestro desarrollo económico, la relación entre las balanzas de pago, el nivel del poder adquisitivo y la pactada enésima “bronca parlamentaria”, con improperios entre bancadas y llamadas al orden. Son mentiras en estricto sentido semántico, puesto que no reflejan la “Verdad del Mundo”, si no de cómo se nos está construyendo de nuevo un perfecto clima para el insulto fratricida. Parece que no queremos llegar al centésimo aniversario sin volver a sacarnos las entrañas entre hermanos. Es una profecía auto cumplida; no hay día que no me lleguen decenas de mensajes alarmistas e incendiarios a “derechas e izquierdas” de mis hemisferios, confundiéndome el juicio y nublándome el entendimiento con palabras talismán, adjetivos que exacerban los sentimientos y con tal velocidad en la emisión que son como golpes “hormonales” que me hacen velero en manos de tifones políticos.

La sucesión de mensajes hace que olvidemos que el anterior fue igual, y el precedente el mismo. El mensaje se repite cambiando sólo algunas palabras. Las ideas tipo: “… inminente caída del mendaz gobierno al que se le sacan las vergüenzas de sus puertas giratorias” o mucho peor: “queda en evidencia la connivencia del partido X con las corrupciones de…”.

Como si, por ensalmo, hubiera clase política ausente de las vilezas o mentiras propias del medro, o como si los mismos que acusan otrora tiempos no hicieran lo mismo. Habría que recitar todos los días el versículo del Evangelio de Juan 8,1-11; que no es para creyentes o no creyentes, es para desterrar hipocresía y falsedad.

Cuando muchos alzaron, alzamos si se permite, en privado y en las tribunas públicas que cada uno tuviera acceso, que esos nuevos “aliados mutados de bestias en gente de orden” y que se declaran de ser rigurosos estudiosos de sagradas escrituras del Corán, estaban no sólo profanando toda una tradición religiosa y creencia de más de mil doscientos millones de seres (cada uno con sus urgencias y prioridades cercanas); nadie parecía darse cuenta de la mentira que se fraguó con concupiscencia del “occidente democrático”, como nadie vio que era una profecía autocumplida que en breve tiempo volverían por sus fueros y su coherencia (por muy aberrante que nos parezca) se mostraría con rostro limpio y aseado, en medios de todo el mundo declarando y justificando públicamente la opresión de la mitad de la población, sólo por razón de género. Sirva como ejemplo la, no por terrible menos alucinante, declaración justificativa de esta forma de pensar, tan postmoderna como las mismas posturas que dicen aborrecer. Copio al azar una de las más de doscientas mil fuentes que han reproducido el video y no siempre para denunciarlo.

Salvando las distancias, les invito a que analicen la información que reciben, analicen la intención del que lo manda, escriban identificando los sentimientos que les provoca, y después vean si el contenido es veraz. Así evitarán las mentiras más burdas, aunque no eviten que les cuelen unas cuantas “fake” en su vida.

Cuando pensamos que algo es inminente, que no podemos hacer nada para evitarlo por que las pruebas son abrumadoras en esa dirección, y vemos que nadie rebate las argumentaciones… nos presentamos ante lo que será una ‘autoprofecía cumplida’. Por que nadie hizo nada para no difundirlo, por que nadie hizo nada para dejar esos canales de insidia, y por que nadie en verdad le interesa evitar algo que no le es propio.

Lamentablemente nos jugamos el futuro de nuestros hijos casi siempre de manera alegre pensando como diría un iluminado “Sólo un Dios puede salvarnos, esperando estamos y mientras cada uno a lo suyo…”.

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