viernes, abril 19, 2024
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Masacre de civiles en Burkina Faso: un atentado de la filial del Estado Islámico mata a más de 80 personas

Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como la del EI en la región, han contribuido a incrementar la violencia intercomunitaria

El balance de muertos por el ataque ejecutado el sábado contra la localidad burkinesa de Seytenga, en el norte del país africano, ha ascendido a 86, según ha anunciado este miércoles el Gobierno de Burkina Faso.

«Las víctimas de un atentado terrorista durante la noche del 11 al 12 de junio de 2022 costó 86 vidas», ha dicho el Servicio de Información del Gobierno.

Así, ha manifestado en su comunicado, publicado a través de la red social Facebook, que «el jefe de Estado ha viajado a Seytenga para mostrar la compasión de la nación por el pueblo, víctima de un ataque terrorista». Por su parte, el presidente de transición y líder de la junta militar, Paul-Henri Sandaogo Damiba, ha reafirmado «su compromiso de localizar, descubrir y eliminar a todos los autores de estos crímenes atroces».

«Lo que pasó aquí es algo inimaginable para poblaciones desarmadas, que solo esperan vivir. Su dolor es el dolor de todo Burkina Faso», ha subrayado el mandatario.

Sandaogo ha reiterado su llamamiento a la población para que «coopere con las Fuerzas de Defensa y de Seguridad, a fin de que la lucha sea un éxito total» y se ha comprometido «a hacer todo lo posible para facilitar el rápido retorno de la población a Seytenga».

Asimismo, ha solicitado a las Fuerzas de seguridad vigilancia, solidaridad y determinación por las victorias sobre el terreno. El presdiente decretó el martes un luto nacional de 72 horas «en memoria de las víctimas del ataque perpetrado por individuos armados no identificados contra la comuna de Seytenga».

Según las informaciones facilitadas por el portal burkinés de noticias Infowakat, un gran número de personas armadas irrumpieron el sábado en Seytenga, en el departamento de Séno, tras lo que asaltaron la base de la Gendarmería y ejecutaron a civiles en la zona.

Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.

Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’ para que ayuden en la lucha antiterrorista.

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