miércoles, abril 24, 2024
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La UE no renuncia a corto plazo a la energía rusa pero tratará de reducir su dependencia en un 66% para final de año

«Es difícil, jodidamente difícil. Pero es posible (sic)», afirmó el vicepresidente de la CE, Frans Timmermans, sobre la ruptura de lazos con la energía rusa

Después de que Estados Unidos y Reino Unido anunciasen este martes el veto a la importación de petróleo ruso con el fin de aumentar la presión sobre Moscú por su ataque sobre Ucrania, las miradas se dirigen a la Unión Europea. En este sentido, la Comisión Europea presentó este martes una serie de medidas extraordinarias para ayudar a los países de la Unión Europea a amortiguar el vertiginoso ascenso de los precios de la energía tras el inicio de la guerra, con el objetivo final de emanciparse de los hidrocarburos rusos en 2030.

El anuncio llega un día después de que Rusia amenazase con cortar el gas a Europa como respuesta a las sanciones de Occidente.

«Debemos defender los intereses europeos e incrementar nuestra resiliencia. Es evidente que somos demasiado dependientes de Rusia en nuestras necesidades energéticas», declaró en rueda de prensa el vicepresidente de la Comisión Europea responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans.

El Ejecutivo comunitario se propone reducir la dependencia de los hidrocarburos rusos a corto plazo y facilitar también «herramientas» para que los Estados miembros de la UE puedan aplacar el histórico «shock» de los precios energéticos, que se han disparado aún más desde la invasión de Ucrania.

Alejarse de Rusia

Actualmente, la UE importa de Rusia el 40% del gas que consume, el 27% del petróleo y el 46% del carbón, lo que en 2021 se tradujo en 148.000 millones de euros en ingresos para Moscú y la Comisión aspira a reducir en un 66% la dependencia de la UE del gas de Rusia para finales de este año.

Esto implicaría un esfuerzo para sustituir 100.000 millones de metros cúbicos diversificando proveedores de gas, acelerando el despliegue de renovables, mejorando la eficiencia energética, elevando las importaciones de gas natural licuado, produciendo hidrógeno verde y recurriendo al biometano, de forma que los agricultores se conviertan en «productores de energía».

«Es difícil, jodidamente difícil. Pero es posible (sic)», dijo Timmermans.

Reservas de gas

Otro punto clave es garantizar unos niveles adecuados de almacenamiento de gas en el bloque comunitario, especialmente de cara al próximo invierno y para ello el Ejecutivo comunitario obligará a los operadores de infraestructuras de almacenamiento a que cada 1 de octubre estén llenos al 90% de su capacidad.

Aunque no es una «bala de plata» que garantice al bloque un futuro energético tranquilo, que depende principalmente de la diversificación de sus proveedores y de los avances en la transición hacia las renovables, Bruselas ve vital una gestión eficiente de sus reservas de gas para garantizarse el suministro energético.

Según sus datos, entre un 25% y un 30% del gas que se consume cada invierno proviene de estos almacenes y, por eso, la Comisión Europea quiere blindar su gestión, calificándolos como «infraestructuras críticas» para que las reservas estén controladas por operadores fiables que no pongan en riesgo la seguridad energética de la UE, algo que coloca en el punto de mira a Gazprom.

Fuente: EFE.

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