Ni los expertos auguraban que la pandemia lograra contagiar el auge cultural y produjera el boom que está viviendo el sector
La pandemia ha cambiado muchas cosas y también le ha tocado al mundo del arte y de la cultura. En la era las redes sociales, los likes y la apariencia, el sector buscaba la manera de reinventarse ante el auge digital y el poder de la pantalla, pero la pandemia también ha producido cambios: ahora los museos están más llenos que nunca.
Ni los expertos auguraban que el covid lograra contagiar el auge cultural y propiciara el boom que está viviendo el sector. «Con el confinamiento se hizo un cambio forzado a la pantalla y pensábamos que las subastas y las galerías presenciales se habrían terminado para ser online. Tras la pandemia ha pasado todo lo contrario, hemos visto cómo cada vez hay más interés en tener un contacto directo con la cultura», señala Julieta Rafecas, licenciada en Historia del Arte, formada en la prestigiosa casa de subastas británica Christie’s, con una dilatada experiencia en el sector. «Antes de la pandemia nos quejábamos de que no había nadie en los museos, daba pena verlos tan vacíos y ahora están repletos de gente», apunta Rafecas.
Y es que muchas voces coinciden en que la pandemia ha hecho ver al público generalista que debe aprovechar más su tiempo libre: «La cultura se ha revalorizado, la gente se ha dado cuenta de que hay muchas cosas que ver con ese tiempo libre que tenemos», señala María Fernández-Shaw, doctora en Historia del Arte y docente del Máster de Periodismo cultural del San Pablo CEU, que junto a Rafecas está trabajando en el proyecto Entre Arte. Asimismo, Fernández confiesa que durante la pandemia «nos hemos dado cuenta que ver el arte a través de la pantalla es muy frío».
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Uno de los grandes miedos que propició la crisis del covid fue el posible cierre de muchas galerías, pero ambas expertas afirman que en Madrid también ha ocurrido un efecto contrario y han abierto muchas más. «Por ejemplo, la prestigiosa Opera Gallery abre sus puertas próximamente en el número 56 de la calle Serrano, en un enorme local de tres plantas».
Por otro lado, desde el punto de vista de los artistas, «de ningún modo se paralizó el impulso creativo, es más, y como suele pasar en estos casos, el artista se crece en momentos difíciles, agudiza su instinto creador, y busca nuevas formas de expresividad”, cuenta el arquitecto y pintor Javier Sanz Asenjo. Desde el punto de vista de Sanz, actualmente «la actividad artística resurge con más fuerza y la sociedad aprecia y valora con mayor intensidad todo lo que enriquece nuestras vidas».
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El Prado alcanza cifras récord
Así lo confirman los datos del denominado triángulo del arte madrileño, formado por el Museo del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen, en el que todos confirman que ha aumentado su número de visitantes durante 2022. En concreto, el Prado ha experimentado un aumento del 115,43% respecto a 2021 y alcanzó una “cifra récord” de visitas durante la última semana del año. Le siguen el Reina Sofía con un incremento del 86% y el Thyssen, que ha cerrado el año de su 30º aniversario con un incremento del 59,7% de visitas más que en 2021.
El valor de la cultura
Aprovechando este tirón, Rafecas, especializada en arte contemporáneo, y Fernández, en arte antiguo, forman un tándem que decidió apostar por un proyecto que acercara la cultura a los madrileños, descubriéndoles «el grandísimo patrimonio que tiene España y que en ocasiones desconocemos». Desde hallar nuevos lugares a visitar a museos como nunca antes lo habían hecho.
La expresión que más se repite es «fíjate lo que hay aquí y la gente no lo sabe», confiesan. «Hay gente que conoce perfectamente Vietnam e Indonesia y luego no conoce Madrid, que es donde vive», señalan.
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Sobre el papel de los jóvenes en este sector, coinciden en que la cultura no es una inversión inmediata, sino a largo plazo y relacionada con la educación recibida. Férnandez, con experiencia en docente, asegura que en una sociedad en la que los jóvenes tienen acceso a todo tipo de estímulos resulta difícil que elijan la cultura. «Tienen miedo al rollo, yo no voy a ese museo porque es un rollo y me van a contar un rollo, y todo está en el modo de presentar las cosas, hay que lograr la manera de conectar con ellos», insiste la historiadora.
La expertas sostienen la socialización en torno al arte como una pieza fundamental, ya que tiene numerosos beneficios: «Está comprobado que el arte sirve incluso como terapia. Hay numerosos estudios que demuestran que el visitar arte mejora el humor, elimina el estrés o incluso la ansiedad».
