viernes, marzo 29, 2024
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La izquierda se asienta en Latinoamérica: de la victoria de Petro a los gobiernos de Castillo y Boric

Si en octubre se cumplen los pronósticos que dan la victoria a Lula en Brasil, las seis mayores economías de la región estarán gobernadas por la izquierda

El triunfo este domingo de Gustavo Petro, exmilitante de la guerrilla M-19 y exalcalde de Bogotá, marcó un hito en la historia de Colombia, la democracia más antigua de América Latina, donde jamás ha gobernado la izquierda. Es el último capítulo de un proceso en el que, en los últimos dos años, la izquierda ha ido extendiendo su influencia en la región.

La victoria de Petro se da en un ambiente de fuerte polarización, que ha dejado a la sociedad colombiana dividida en dos sectores con sensibilidades políticas y modelos de país antagónicos, y ha disuelto el modelo de alternancia en el poder que históricamente se dividieron gobernantes liberales y conservadores.

Un fenómeno muy similar al de Gabriel Boric, un joven político procedente de las filas del movimiento estudiantil que llegó al poder tras derrotar en diciembre pasado al derechista José Antonio Kast en una contienda electoral de la que estuvieron ausentes los partidos que durante tres décadas protagonizaron la vida política de Chile.

El estallido social fruto del cansancio de los ciudadanos con el modelo económico y el sistema establecido confinó a un rincón de la actividad pública a las fuerzas políticas tradicionales, tanto en Colombia como en Chile.

Una izquierda al alza en casi todo el continente

Con la única excepción de Costa Rica, donde el triunfo fue para Rodrigo Chaves, las últimas elecciones presidenciales han visto vencer a candidatos de izquierda, primero en Perú, con Pedro Castillo; después en Chile, con Boric, y en Honduras, con Xiomara Castro, y ahora en Colombia.

Y si en los comicios de octubre próximo en Brasil se cumplen los pronósticos que le dan a Luiz Inácio Lula da Silva una ventaja de 10 puntos sobre el actual presidente, Jair Bolsonaro, las seis economías más grandes de la región, desde Rio Grande hasta Tierra de Fuego, estarán gobernadas por la izquierda, culminando así un proceso político iniciado hace un par de años.

A estos líderes de izquierdas hay que sumar, además, a uno de los más mediáticos, el del mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien llegó a la presidencia de su país en 2018 con el 53,19% de los votos, tras dos intentos fallidos, como Petro, y cuya gestión ha estado marcada por un cierto distanciamiento de EE.UU. y la aproximación a los líderes socialistas latinoamericanos.

Caso aparte son Cuba, Nicaragua y Venezuela, países donde los gobiernos de izquierdas pueden calificarse sin paliativos como de corte autocrático y en los que el respeto a la oposición y a los derechos humanos brilla por su ausencia.

Solo en el caso de Argentina, cuyo presidente, Alberto Fernández, soporta una fuerte caída de su imagen en las encuestas y es objeto de críticas desde dentro y fuera del oficialismo, parece que la izquierda va de capa caída. El país austral afronta serios desequilibrios macroeconómicos, incluyendo una de las inflaciones más altas del mundo, problemas de financiación y restricciones al acceso de divisas que afectan a muchos sectores productivos.

Además del mencionado Bolsonaro en Brasil, cuyo futuro político parece en riesgo, solo tres países sudamericanos cuentan con gobiernos conservadores: Paraguay (Mario Abdo Benítez), Uruguay (Luis Lacalle Pou) y Ecuador (Guillermo Lasso).

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