viernes, marzo 29, 2024
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La Conferencia Episcopal define como una «bomba de relojería social» la presión migratoria que sufre Canarias

Los obispos de Canarias señalan que la región no se puede convertir en una «cárcel sin muros donde contener a los jóvenes inmigrantes»

La Conferencia Episcopal (CEE) ha alertado este jueves de la presión migratoria que soporta Canarias, donde viven 2.235 menores tutelados que en poco tiempo van a estar en la calle sin documentación, comida ni trabajo, lo que puede suponer una «bomba de relojería social».

Los obispos de las Islas Canarias han emitido una nota informativa sobre la situación de los menores y jóvenes inmigrantes extutelados en la que alertan de que solamente en Gran Canaria unos mil jóvenes migrantes cumplen 18 años en los próximos meses, por lo que dejarán de estar tutelados y acabarán en la calle, en muchos casos, sin la madurez, capacitación, ni apoyos suficientes para una vida autónoma y un acceso al mercado laboral.

El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, ha detallado que el próximo mes de enero al menos mil chavales cumplen la mayoría de edad, ya que al llegar a Canarias sin documentación y no poder comprobar su edad, se puso como fecha de nacimiento el 1 de enero de 2004. «El 1 de enero de 2023 ya tienen 18 años y dejan de estar tutelados por la administración, por lo que les sueltan a la calle».

Jóvenes que no tendrán comida, empleo, ni techo bajo el que vivir en Canarias, donde existe una crisis de paro y una población empobrecida. «Es una bomba de relojería social», ha alertado en un encuentro con periodistas el obispo de Canarias, José Mazuelos. El prelado ha explicado que ya se empiezan a escuchar discursos de odio hacia la población migrante, ya que cada vez se ven más chavales jóvenes en la calle «deambulando y sin nada qué hacer».

«Es un desafío para todos», ha dicho Mazuelos, que ha emplazado a Gobierno y comunidades autónomas a colaborar para permitir el tránsito de las personas inmigrantes por España y hacia el resto de países de Europa porque Canarias no se puede convertir en una «cárcel sin muros donde contener a los jóvenes inmigrantes«.

«No podemos estar lanzando jóvenes calle porque luego dirán que son delincuentes y no lo son. Cuando se les da formación, cuando se les prepara, son maravillosos. Esto es lo que tenemos que promover, no un almacenamiento de personas, sino una formación de personas, porque necesitamos a estos jóvenes», ha subrayado.

Por eso, los obispos canarios han pedido al resto de diócesis españolas que, tal y como hicieron durante la crisis de los refugiados ucranianos, se presten a acoger a jóvenes extutelados para ayudar subsidiariamente a las islas en el conocido como proyecto Corredores de Hospitalidad «y despertar así la conciencia de las administraciones públicas». Y han instado al Gobierno y a las comunidades autónomas a poner los medios para retomar las derivaciones de menores o jóvenes migrantes ex tutelados o en situación de emergencia a programas de inserción en otras regiones.

Fuente: EFE

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