jueves, marzo 28, 2024
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Josu Ternera asegura que salió de ETA en septiembre de 2006 por desacuerdos con la dirección

Asegura que decidió participar en el equipo que debía negociar con el Gobierno entre 2011 y 2013 porque la banda terrorista había decidido abandonar la lucha armada

El histórico dirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, aseguró este martes que dejó ETA en septiembre de 2006 por disentir con la línea de la organización terrorista, y que entre 2011 y 2013 aceptó participar en el equipo que debía negociar con el Gobierno español porque había decidido abandonar la lucha armada.

«Desde septiembre de 2006, no formo parte de la organización», subrayó ante el Tribunal Correccional de París en el primer día de un juicio en el que está acusado de pertenencia a ETA entre 2011 y 2013.

Explicó que, por «desacuerdos» con la línea que tomaba la dirección, quedó excluido de la banda al término de las conversaciones que se llevaron a cabo en la ciudad suiza de Lausana con representantes del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero durante la tregua que había declarado ETA.

Tres meses después, ETA cometió un atentado contra el aeropuerto de Madrid Barajas, en el que murieron dos personas.

Según su versión, cuando dejó la organización se fue a vivir a una granja propiedad de un médico amigo suyo en la localidad pirenaica de Durban-sur-Arize, donde se hacía pasar por Daniel Martin, profesor universitario.

Allí estuvo sin ver «a ningún miembro de la organización» hasta que a finales del verano de 2011 «la izquierda independentista» le pidió que participara en una comisión preparada para negociar con el Gobierno español en Noruega, donde coincidió con dos etarras a los que no conocía hasta entonces, Iratxe Sorzábal y David Pla.

Insistió en que él, a diferencia de los otros dos, no estuvo en Noruega como activista de ETA, y que aceptó ir porque la banda había decidido a partir de 2009 «dar un giro de 180 grados» al pasar de «una lucha político-militar» a una actividad «únicamente política por medios democráticos».

Según su relato, el proceso que se había diseñado para desarrollarse en Oslo, con conocimiento de los gobiernos español y francés, y bajo los auspicios de las autoridades noruegas, no salió adelante porque cuando llegó al poder Mariano Rajoy tras las elecciones de noviembre de 2011, su Ejecutivo «no quiso saber nada» de los compromisos del gabinete saliente de Rodríguez Zapatero.

Cuando la presidenta del tribunal le preguntó por qué intervino en la grabación de 2018 en la que ETA anunció su disolución si no era miembro de la banda, respondió que por las mismas razones por las que le habían invitado a participar en Noruega.

«Fueron a buscar a alguien que tenía una larga trayectoria», alegó, porque eso «daba una cierta credibilidad» a la declaración y evitaba riesgos de disidencias, como había ocurrido con la desaparición de grupos armados en Colombia o Irlanda.

Urrutikoetxea se esforzó en repetir que Sorzábal, Pla y él no fueron expulsados de Noruega en 2013, y precisó que en su caso viajó desde Oslo hasta Ginebra.

Entonces regresó a la granja de Durban-sur-Arize, donde las fuerzas del orden francesas montaron una operación para detenerlo el 16 de julio de 2015, pero no lo encontraron. En esa propiedad estaba su pareja, Agnès Cerlo, y el hijo de ambos, que entonces tenía cinco meses.

Los diversos elementos de prueba encontrados allí son los que sustentan el sumario por el que fue condenado a ocho años de cárcel en rebeldía en 2017. Se encontraba entonces en la clandestinidad desde que en 2002 se había dado a la fuga de España.

Al ser arrestado en mayo de 2019 en los Alpes franceses, pidió, como era su derecho, que lo volvieran a juzgar en persona, que es lo que se está haciendo ahora. El proceso debe terminar este miércoles.

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