jueves, abril 25, 2024
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Irán prohíbe las vacunas desarrolladas por EE.UU. al considerar que «no son confiables»

El líder supremo de la República Islámica aseguró que las inoculaciones producidas por Estados Unidos buscan «contaminar a otras naciones»

La vacuna contra la covid-19 se ha visto inmersa en el conflicto entre Irán y Estados Unidos. Aunque es el país más afectado por la pandemia de Oriente Medio, la República Islámica ha optado por prohibir los fármacos estadounidenses y confiar en otros todavía en desarrollo. El líder supremo, Alí Jameneí, fue el que dio la noticia. En un discurso hace unos días, sorprendió asegurando que las vacunas producidas en EE. UU., en especial la de Pfizer, «no son confiables» y puede que busquen «contaminar a otras naciones».

«La importación de las vacunas estadounidense y británica al país está prohibida (…) Si los estadounidenses hubiesen podido producir una vacuna, ese desastre de coronavirus no habría ocurrido en su propio país», subrayó el líder de Irán, donde la covid-19 ya ha causado más de 56.000 muertes y 1.300.000 contagios. Unos comentarios que causaron revuelo en Twitter, red social que eliminó uno de los mensajes que recogía extractos del discurso por violar su nueva normativa dirigida a evitar información «potencialmente falsa o engañosa» sobre las vacunas de la covid-19.

Al margen de la controversia, el problema principal es que a día de hoy la vacuna de Pfizer junto a su socio alemán BioNTech es la única validada para uso de emergencia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La otra que ya ha sido aprobada en EE. UU. y la Unión Europea es la desarrollada por la biotecnológica estadounidense Moderna, mientras que una tercera buena candidata es la británica AstraZeneca/Oxford. Esta última podría superar, no obstante, el filtro de Jameneí al ser la farmacéutica también sueca y su vacuna producida en otros países como India.

Justificaciones variopintas

Como la palabra de Jameneí es ley, todas las autoridades se han apresurado a justificar la medida. «El líder, como el padre de una familia, tiene derecho a prohibir la importación de un producto sospechoso que puede tener efectos secundarios dañinos para sus ciudadanos», dijo el propio ministro de Salud, Said Namakí.

El ministro recordó los problemas que han supuesto las sanciones de EE. UU. para la lucha contra la pandemia y para pagar la cuota del programa COVAX y justificó que hay informes científicos que plantean dudas sobre las vacunas basadas en el ARN mensajero y sus efectos secundarios. También el presidente, Hasan Rohaní, aseveró un día después de la alocución de Jameneí que sus ciudadanos no serán conejillos de indias para los fabricantes de sueros extranjeros.

«El Gobierno ha tomado todas las medidas necesarias para producir una vacuna en el país y comprar una extranjera segura», apostilló al plantear el plan de vacunación para los próximos meses.

La apuesta más fuerte es por la vacuna nacional, calificada por el líder como «un orgullo y un honor». Sin embargo, por ahora ésta se encuentra en la primera fase de los ensayos clínicos, que comenzaron el pasado 29 de diciembre.

Alternativas de Irán

La vacuna iraní, denominada COVIran Barekat y aplicada en dos dosis, ha sido desarrollada por la farmacéutica Shifa Pharmed, dependiente de un organismo estatal bajo el control directo del líder supremo al que ayer EE. UU. impuso de hecho sanciones.

Irán también ha firmado un acuerdo con Cuba, su aliado político. El Instituto Finlay de La Habana y el iraní Instituto Pasteur cooperarán para complementar los ensayos clínicos de la potencial vacuna cubana Soberana 02. Si la segunda fase termina con éxito en Cuba, la tercera se llevará a cabo en los próximos meses también en Irán, que ha exigido a cambio una producción conjunta del fármaco y una transferencia de tecnología.

Como el suministro de la vacuna nacional y la conjunta con Cuba llevará tiempo, el Ministerio de Salud importará hasta marzo dos millones de dosis de diferentes fuentes, adelantó esta semana el presidente del Colegio de Médicos de Irán, Mohamadreza Zafarghandi.

Preguntado por Efe, indicó que «un canal de compra no es suficiente» y que, por ello, las autoridades persas «han llevado a cabo negociaciones con China, India y Rusia y han logrado algunos acuerdos». De esta forma, se podrían importar vacunas como la rusa Sputnik V o la china de Sinopharm.

En cuanto a su cuota del mecanismo COVAX, Irán ha elegido las opciones no estadounidenses ya que, según Zafarghandi, «en la agenda del Gobierno nunca ha estado la compra de las vacunas de Pfizer y Moderna debido a sus altos precios y sus problemas de transporte y mantenimiento de la cadena de frío».

Propaganda y humor

La máquina de propaganda también se ha puesto en marcha en Irán. Desde artículos alabando la vacuna iraní y destacando que los voluntarios no han tenido ningún efecto adverso, a otros arrojando sospechas sobre farmacéuticas como Pfizer y Moderna.

La agencia semioficial Mehr publicó por ejemplo esta semana un largo análisis sobre supuestos «experimentos ilegales» realizados en el pasado por empresas estadounidenses y británicas bajo el título «¿Por qué Irán no confía en las vacunas producidas en Estados Unidos y el Reino Unido?».

Por su parte, un estudio realizado por el centro de encuestas estatal reveló que un 72,2 % de los participantes se pondría la vacuna que está desarrollando Irán y que un 40 % no confiaba en las producidas por empresas extranjeras.

Algunos responsables han recurrido incluso a teorías conspiratorias. El jefe de la Organización de la Defensa Pasiva, Gholamreza Yalali, afirmó que «una vacunación a gran escala puede proporcionar información valiosa a los fabricantes y ser la base de futuras amenazas biológicas contra la nación iraní». De estos comentarios y otros similares, muchos internautas se han mofado en las redes sociales con bromas sobre supuestas cámaras para espiar colocadas dentro del líquido de la vacuna de Pfizer destinada a Irán. Otros, más mordaces, denunciaron que los iraníes no serán conejillos de Indias de EE. UU. pero sí de Cuba o China.

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