jueves, marzo 28, 2024
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Incertidumbre en el PP ante la posibilidad de depender de Vox en Castilla y León

Casado ha criticado abiertamente a la formación de Abascal, mientras que Ayuso ha defendido una hipotética alianza

El optimismo ha dado paso a la incertidumbre en el PP. El líder del partido, Pablo Casado, y el candidato a la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, se han topado en la recta final de campaña con un retroceso en los sondeos que complica el objetivo de no depender de Vox.

El PP empezó la competición electoral con encuestas internas que le acercaban a la mayoría absoluta, que se sitúa en los 41 procuradores, pero tras dos semanas de campaña en las que el partido se ha volcado con Mañueco ahora la meta es únicamente adelantar a la izquierda.

Los populares se conformarían con 35 escaños, lo que les dejaría a 6 de la mayoría, mientras Vox, que deja abierta la posibilidad de pedir su entrada en el Gobierno, ronda los 9 o 10 procuradores, aunque en algunos sondeos le vaticinan hasta 13.

El PP retrocede en todas las encuestas publicadas, aunque en la mayoría, con la excepción de la de 40dB para El País, sí supera en solitario a la suma de PSOE y Unidas Podemos. Solo el CIS cuestiona una mayoría de PP y Vox. En este contexto, las candidaturas de la España Vacía pueden ser claves.

También es una incógnita la participación, pues es la primera vez que los comicios autonómicos no coinciden con elecciones municipales, en una región con poca identificación ciudadana con la comunidad autónoma.

La comparación con Ayuso

Aunque en público el PP reste importancia a las encuestas -desde Génova se argumente incluso que son útiles para que sus votantes no se relajen- el escenario es abierto y la tensión y la incertidumbre son patentes.

Con el adelanto electoral el PP buscaba reforzarse y emular la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid: tan contundente que dejase a Vox sin margen para hacer exigencias fuertes. La meta era también que las elecciones constatasen el cambio de ciclo y fuesen un trampolín para que Casado llegue a la Moncloa.

Sin embargo, si Mañueco firma un peor resultado que el madrileño, se confirmará que en Madrid hubo un efecto Ayuso y, lejos de ser una demostración de fuerza, las elecciones del domingo constatarían el peso de Vox y el dilema que supone para el PP entenderse con este partido.

El dilema del PP con Vox

En campaña, Casado ha criticado abiertamente a la formación de Santiago Abascal. Les ha acusado de hacer un servicio a Pedro Sánchez al fracturar el voto, ha criticado su posición respecto a la UE o el estado de las autonomías y ha avisado: «La arrogancia y la estridencia no ponen un plato en la mesa».

El líder del PP no quiere consejeros de Vox sino gobernar en solitario, también en la Moncloa. Tampoco en Galicia quieren una coalición que daría alas a la izquierda. Los dirigentes del PP son conscientes del peligro que supone aproximarse a su derecha de cara a captar votos moderados y de centro.

En cambio, Ayuso se ha desmarcado de Casado y ha defendido la alianza. En cuatro días ha pasado de decir que iban a ganar «y por absoluta», a hacer una apuesta por Vox en los pactos postelectorales, aunque desea que el PP no necesite a nadie. «Si tuviera que pactar, aunque no lo necesitara, yo lo estoy haciendo en Madrid, siempre pactaría antes con el partido de (José Antonio) Ortega Lara que con aquellos que pactan con los que le secuestraron», dijo este martes.

La campaña ha soterrado, pero no eliminado las tensiones en el seno del PP por el choque entre Díaz Ayuso y Génova, ni los distintos acentos sobre la senda que debe seguir el partido. Incluso han aflorado tiranteces sobre la participación de Ayuso en campaña.

Fuente: María López (EFE).

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