jueves, marzo 28, 2024
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Homenaje al horror

Cada vez que contemplo un acto de homenaje o de bienvenida a un etarra excarcelado no puedo evitar sentir un escalofrío. Me espeluzna, no lo concibo. El caso de Henri Parot aún me deja más perplejo. 

Quieren homenajear al que es un asesino sanguinario y salvaje, con 39 asesinatos a sus espaldas, con más de 200 heridos, que ha matado a lo más inocente y puro que hay en esta vida, que son los niños. Para más inri, no se arrepiente. Y que ahora, encima, están pidiendo que no cumpla su condena completa. 

Se ha conseguido que se cancele dicho homenaje, organizado por Sare, asociación proetarra, pero ha mutado en una serie de actos que camuflan con la premisa de la injusticia de la ley penitenciaria en España. 

Si este sujeto sigue en la cárcel es porque, además, ha seguido ordenando asesinatos estando en prisión, no porque esté condenado a cadena perpetua, que es lo que denuncian los afines. La única cadena perpetua que hay en España, como señalan las asociaciones de víctimas, son las propias víctimas

Han sido estas asociaciones las que han conseguido que, por lo menos, ese acto explícito no haya tenido lugar. Pero ni el delegado del Gobierno en el País Vasco lo había prohibido, ni tampoco la Audiencia Nacional, con la tibia excusa de que la convocatoria no decía expresamente que se iba a exaltar a este asesino. La marcha cancelada iba a empezar en Mondragón, 31 kilómetros de trayecto en recuerdo de los 31 años que lleva Henri Parot en la cárcel. No hubiera estado de más que planearan recorrer 4.000 kilómetros –los años reales de condena– en vez de 31. 

“No a la cadena perpetua. Derechos Humanos, convivencia y resolución”, reza el lema de las concentraciones. Derechos humanos. Una manera vil de darle la vuelta a la historia. Denuncian que están siendo criminalizados por no poder realizar un homenaje así. Qué triste paradoja. Y silencio absoluto desde el Gobierno de España ante semejante ataque. Ni presencia sobre el terreno para defender a las víctimas.

Pero aquí subyace un problema de fondo que quizá es el más grave de todos. El olvido y la falta de percepción entre las generaciones más jóvenes. Que no sean conscientes de la gravedad de estos recibimientos y la forma de tratarlos. Eso pasa por educar en las escuelas y concienciar a la sociedad, de reivindicar la memoria, pero no se hace. Una inacción que podría derivar en una sociedad enferma. Mi generación aún estuvo bajo la sombra de ETA, pero muchos, por desgracia, ya lo ven como algo lejano y difuso. Ya no le digo las que no lo han vivido. El homenaje a Henri Parot es una infamia que no debería permitirse nunca. Y creo que hay algo todavía peor que el olvido: la indiferencia

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