miércoles, abril 24, 2024
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Guantánamo: estrago de la “guerra contra el terror”

Rejas, celdas de hormigón al aire libre y una alambrada electrificada de tres metros de altura. Guantánamo, la cárcel de la que más se habla y la que menos se conoce. Ubicada en la bahía cubana del mismo nombre, a 800 kilómetros de Miami, es una de las cárceles de alta seguridad más famosas del mundo.

Guantánamo llegó a albergar un total de 779 reos desde su apertura, de los cuales 23 han sido designados para permanecer en prisión indefinida. Actualmente solo hay 40 reclusos, todos ellos musulmanes. Los juicios de estos presos son llevados por tribunales militares y la mayoría de los acusados llevan más de 15 años allí.

Del número total de prisioneros que han pasado por Guantánamo, solo ocho han sido condenados (tres de esas condenas fueron posteriormente anuladas) y la mayoría de ellos todavía no ha llegado a juicio.

Origen

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas llevaron a Estados Unidos a iniciar la campaña más larga de su historia: la “guerra contra el terror”. Las operaciones internacionales, que estaban apoyadas por países aliados, iniciaron frentes de batalla en varias naciones de Oriente Medio y buscaron a los principales líderes de organizaciones terroristas. Supuestos miembros de Al Qaeda y otros grupos extremistas comenzaron a aparecer en la lista de los más buscados del mundo.

Dos días después del 11-S, el Congreso de Estados Unidos aprobó una resolución por la que se otorgaba al presidente Bush una autorización sin precedentes para emplear la fuerza contra “naciones, organizaciones e individuos” que, según su criterio, estuviesen relacionados de cualquier modo con los atentados o con futuros actos de terrorismo internacional. El 17 de septiembre, Bush firmó un memorando, de carácter secreto, en el que autorizaba a la CIA a instalar centros de detención fuera del territorio de Estados Unidos.

En noviembre de ese mismo año, el presidente firmó una orden ejecutiva en materia militar sobre ‘Detención, tratamiento y enjuiciamiento de ciertos extranjeros en la guerra contra el terrorismo’, por la que autorizaba al Pentágono a mantener a ciudadanos no estadounidenses bajo custodia indefinida sin cargos.

En 1903, Estados Unidos había alquilado 116 kilómetros de tierra en Cuba para establecer una base naval. Con la base jurídica que hemos explicado, esta base naval se habilitó como prisión para supuestos terroristas y pasó a denominarse oficialmente como Centro de Detención de Guantánamo.

Los veinte primeros prisioneros llegaron el 11 de enero de 2002. Con el tiempo, la cárcel improvisada en una base militar se llenó. La mayoría de estos acusados de terrorismo fueron capturados en Afganistán, durante la invasión del país oriental. En julio de 2003, ya había más de 603 detenidos, según datos del Departamento de Defensa.

El Comité de Inteligencia del Senado reveló, en 2014, que la prisión de Guantánamo era parte de un “programa de detención secreta indefinida” en el que se hacía uso de métodos violentos de tortura. Según un informe de 2007 del Comité Internacional de la Cruz Roja, algunas de las torturas que se realizaban a los presos eran asfixia por agua, golpes, patadas, confinamientos en una caja, desnudez prolongada, privación del sueño, uso prolongado de esposas, y exposición a música muy alta y a temperaturas muy frías.

Una fotografía de Guantánamo

La prisión está dividida en sectores.

  • En el Campo 5 se encuentran los reclusos de peor comportamiento y los que no mantienen ningún tipo de relación con el resto de los presos.
  • A los internos del Campo 6 se les permite tener una celda individual y pasear por las instalaciones sin esposas.
  • Del Campo 7 no se tiene ningún tipo de información, ni siquiera sobre su ubicación, “por motivos de seguridad”, según el departamento de Defensa de Estados Unidos. En esta zona permanecen 15 presos considerados los más peligrosos y presuntamente implicados en los atentados contra las Torres Gemelas.

El 6 de abril de 2013, comenzó la mayor huelga de hambre de Guantánamo a la que se sumaron casi la totalidad de los 166 prisioneros que había en ese momento. En este centro de detención han muerto ya nueve personas desde su apertura en 2002. El último se suicidó en su celda en septiembre de 2012. Los presos, según su comportamiento, tienen acceso a comida halal (alimentos permitidos por la sharía), televisión con satélite, equipos deportivos y PlayStation. Además, no pueden recibir la visita de ningún familiar y hasta marzo de 2016, tampoco se les permitía hablar por teléfono de forma regular.

Actualmente, alrededor de 1.800 soldados trabajan en Guantánamo, lo que supone una ratio de 45 guardias por prisionero. 

Según los datos del Departamento de Defensa, otros trescientos empleados trabajan en la prisión, entre ellos lingüistas, traductores, analistas de inteligencia, consultores y expertos en tecnología. Se calcula que hay más de 2.100 funcionarios de las agencias de inteligencia estadounidenses (militares y empleados civiles). Se trata de estimaciones, ya que su presencia en Guantánamo es clasificada.

La cárcel más cara

Guantánamo es considerada la cárcel más cara del mundo. Los años pasan y la administración estadounidense sigue aumentando la inversión en este centro de máxima seguridad. Washington ha gastado más de 6.000 millones de dólares desde la apertura de la cárcel, lo que implica alrededor de 380 millones de dólares al año, según datos del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Por comparar, los recursos económicos que se destinan a la cárcel ‘Supermax’ en Colorado, conocida como la ‘Alcatraz de las Rocosas’, rondan los 78.000 dólares por preso al año, según datos de The New York Times. Allí está recluido, por ejemplo, ‘El Chapo’ Guzmán.

Los altos costes de Guantánamo se deben principalmente a que, al no estar en territorio estadounidense, el Gobierno se ve obligado a desplazar por aire o en barco a la mayoría de su personal y el abastecimiento necesario para el mantenimiento de la prisión.

Las audiencias preliminares para los casos también se realizan allí, por lo que el Gobierno debe asumir los costes de los traslados semanales de jueces, abogados, periodistas, personal de apoyo y equipos para las vistas orales.

Además, los oficiales que son destinados a Guantánamo están allí por un máximo de nueve meses y reciben una paga extra por la peligrosidad y dificultades del lugar.

Por otro lado, los presos que hay están envejeciendo y su salud va menguando año tras año. Como la atención médica allí es inadecuada, el Gobierno necesita llevar en avión equipos médicos muy caros y especialistas, ya que el limbo legal en el que se encuentran muchos de estos reos no les permite ser trasladados a territorio estadounidense ni siquiera en caso de emergencia sanitaria.

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