viernes, marzo 29, 2024
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Florecitas

Acudía yo ayer presto a leer noticias sobre la tensión entre Rusia y Ucrania, que mantiene en vilo a todo el globo terráqueo. En un momento dado, me topé en las redes sociales con el comunicado de Unidas Podemos sobre este delicado asunto geopolítico. Como un cartel luminoso contra el que me estampaba de frente, dada la repercusión que había tenido dicha publicación. Ardían las reacciones por parte del militante tuitero.

No me esperaba tampoco sorpresas cuando cliqué en el documento, ya que había oído de forma machacona la postura de la formación morada en los últimos días, agitando el viejo y manido lema del ‘No a la guerra’. Como si, de forma sincronizada en todo el mundo, con ese simple comentario, se detuvieran los dedos de los soldados que aprietan los gatillos de sus pistolas o los que pulsan botones para disparar misiles. Lo que más llamó mi atención fue el punto número seis del papel: “Poner en marcha todos los aprendizajes de los centros de cultura de paz y grupos feministas para poner fin a esta escalada bélica”.

Confieso que tuve que leerlo y releerlo varias veces porque no era capaz de dar crédito a la frase. No sé en qué órbita terrenal habitan para pensar que, de verdad, con semejante planteamiento pueril, se habría de detener una escalada tan brutal de tensión. Como si al susurrarle estas palabras al oído a Vladímir Putin, con la sensualidad de una ninfa, fueran a relajarle en sus pretensiones terrenales. Y, de paso, unas florecitas para agasajar al líder ruso.

Además, el Consejo de Ministros, del que también forma parte Unidas Podemos, cabe recordar, aprobó el 21 de diciembre de 2021 la prórroga de las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior. Hace tan solo un mes, aunque ahora rechace este movimiento militar. Y entre ellas están, precisamente, las de la OTAN en el este de Europa.

El cargamento antibélico presentado por Podemos no deja de ser una caricatura ideológica de papel y cartón. De ellos y del resto de formaciones que lo secundan. Vender un pregón así de paz, tan fuera del marco que muestra la realidad, no es más que una broma frente al tremendo problema que se agita en el este de Europa. Ahí no caben esos discursitos urbanitas y de hiperbólico pacifismo.

Es una expresión torpe que muestra un profundo desconocimiento en torno a la geopolítica. Tienen tan dentro ese mensaje, se lo repiten de una manera tan obsesiva que acaban creyéndose que el resto les va a seguir en la causa, aplaudiéndoles como focas amaestradas. El mundo, por desgracia, es el que es. Y todo se mueve por conflictos de intereses y a unos niveles descomunales, al precio que haga falta. Por descontado que hay que buscar la vía diplomática, siempre, y abogar por el entendimiento entre países. Pero, por favor, de una forma seria, no a través de un comunicado que bordea la senda del meme.

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