jueves, abril 25, 2024
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El tonto útil

No han pasado ni 24 horas desde que Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones y ya estamos viendo cómo los que están en la nómina de Vox o el PP empiezan a atizarse entre ellos. Resulta tedioso observar cómo con el peor Gobierno de la historia de la democracia y una crisis económica terrible, los únicos dos partidos que están condenados a entenderse para gobernar, se disparan entre ellos con la intención de captar unos cuantos votos. Conviene recordar que el PP no gobernaría en ninguna comunidad autónoma (con la excepción de Galicia) si no fuera por el apoyo de Vox. Al igual que conviene recordar que Vox no podría haber implementado ninguna de sus medidas sin sus acuerdos con el PP.

Esta evidencia parece no calar en parte de los estrategas de dichos partidos y se resisten a abandonar una lucha cainita que solamente traerá la victoria del verdadero problema para los ciudadanos españoles: el sanchismo. Tampoco debemos olvidar que son muchos los medios de comunicación y activistas disfrazados de periodistas que siguen actuando como le gusta a Pedro Sánchez. Cada día que el PP y Vox se enzarzan entre ellos, es una victoria del sanchismo para que pueda continuar con su destrucción de la nación, la sociedad y la economía española.

Estas elecciones no son unas elecciones autonómicas cualquiera. La Comunidad de Madrid es la joya de la corona que todos quieren poseer porque representa muchísimas cosas tanto en términos económicos como políticos, culturales, históricos y sociales. Pero adviértase que lo que está en juego es el último reducto de resistencia frente a la barbarie impuesta en otras comunidades autónomas (Galicia incluida) en la que se han aplicado medidas que ya se han demostrado absurdas y sin ningún tipo de resultado beneficioso para los ciudadanos. El remedio ha sido mucho peor que la enfermedad en muchos lugares y ha condenado la vida de millones de ciudadanos. Mientras Madrid crece diez veces más que la media y evita la destrucción de 320.000 empleos por no cerrar la economía, el resto de España se desangra. En la absurda batalla en la que nos hallamos para ver quién establece medidas más draconianas y severas, Madrid ha demostrado que otro modelo es posible.

El gran éxito de la Comunidad de Madrid reside en no haberse dejado llevar por lo fácil. El cierre absoluto de los comercios, encerrar a los sanos, no dotar de mayores herramientas a los sanitarios, montar carpas a modo de hospitales de campaña e imponer medidas propias del medievo, era lo fácil. Por ello, convertirse en enemigos en una situación tan delicada y en unas elecciones en las que está en juego un modelo, un proyecto económico exitoso y el mayor contrapeso a las políticas de Sánchez es algo propio de un necio fanático.

La depresión económica y emocional que padece el ciudadano que no habita en Madrid amenaza con asomarse en la capital del reino. Y no hay nada que más le pueda gustar a Sánchez para tapar su nefasta gestión económica y sanitaria que entre los únicos dos partidos que pueden quitarle el poder se dediquen a pegarse. Todo aquel que entre en esa batalla propia de un corto de miras acabará siendo el gran aliado del sanchismo.

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