jueves, abril 25, 2024
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El medio ambiente, otro de los grandes afectados por el coronavirus

En un mundo hiperconectado, y actualmente más por la pandemia del COVID-19, la revolución de la tecnología ha puesto en marcha el teletrabajo y las videoconferencias, lo que supone un enorme impacto ambiental; un ordenador de mesa necesita para su producción 22 kilos de químicos, 1.500 litros de agua y 240 kilos de combustible.

¿Cuál es el impacto ecológico que deja el tráfico digital? El tráfico de datos equivale a un 55% anual de consumo energético. Esto supone más de la mitad del impacto medioambiental global de estas tecnologías. Aunque según los expertos la respuesta no es sencilla, los beneficios del tráfico son «indiscutibles». También recuerdan la necesidad de impulsar un «consumo reflexivo», para impedir que con la tasa de crecimiento actual, la huella global de carbono de estas tecnologías represente el 14% en 2040.

Es una realidad que, por lo general, las empresas no reconocen favorecer la obsolescencia de los últimos dispositivos para reducir su vida útil e incrementar el consumo de materias primas importadas.

Durante el siglo XXI esta obsolescencia planificada ha encontrado un desarrollo inigualable, donde en los países desarrollados, el ciclo de vida de un smartphone se sitúa entre los 18 meses y los 2 años, lo que supone que cada 24 meses 2.800 millones de personas cambian de móvil. Toda clase de ordenadores, routers, playstations y televisiones pertenecen igualmente a la categoría de productos electrónicos en el mercado con mayor tasa de reposición.

El coronavirus no solo ha atacado a los humanos sino que su aparición ya muestra daños irreparables a nivel medioambiental. 

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