viernes, marzo 29, 2024
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El machismo y el discurso del horror, por Koldo Salazar

El horror, la ignorancia y la maldad muchas veces hablan, tienen cuerpo, ojos, boca y lanzan un discurso pestilente que, sin embargo y a pesar de su repugnancia, es necesario escuchar para contextualizar el argumento  de un maltratador. Este mensaje fue ofrecido en la televisión sin cortapisas, directo y sin ningún tipo de subterfugio. Él lo tiene y lo deja claro: La mujer es una mercancía.


Este tipo y su discurso sale de la televisión del Líbano y el canal MemriTV lo ha traducido al inglés. En el vídeo este hombre, sin ningún tipo de pudor, dice que su esposa con la que lleva casado dieciocho años debe hacer exactamente lo que él quiere, cómo él quiere y cuando él quiere. 

Este sujeto además es exigente porque lo que quiere, lo quiere rápido sino llegan los golpes. Para demostrar su fiereza el presentador (que a veces no sale de su asombro mientras una de las invitadas ríe) usa un maniquí para demostrar cómo se comporta con su esposa. En primer lugar amedrenta la amedrenta para, acto seguido, golpearla porque claro, en su mentalidad, eso está bien. Al fin y al cabo la mujer es una mercancía que debe ser usada y mantenida si hace su trabajo.

El tipo, por llamarle de alguna manera, además dice que él jamás se baña si no le baña ella, cosa que lleva a cabo cada día. El tipo además dice que a veces se  baña (o le bañan) en el jardín para que los vecinos vean lo buena que es su esposa, como le cuida y como le respeta ya que en su mente él es un afortunado y los demás unos perdedores que deberían aprender, se baña fuera para vergüenza y escarnio de esas malas mujeres y sus sufridos e incapaces maridos.

En realidad ella le tiene pánico. Tantos años de maltrato seguramente la hayan anulado como persona. Ya no hay aspiraciones, proyectos o vida propia…ella vive para servirle, es su esclava que, para mitigar el dolor, seguramente se haya hecho un seppuku mental mutilando toda independencia para aceptar su realidad. Al fin y al cabo es una mujer, es una mercancía.

Sobre el sexo el sujeto lo tiene claro: cuando él diga y si no quiere o no puede él la violará y usará la fuerza, es su mujer…es mercancía. A todo esto el presentador argumenta con él y le sonsaca mientras, al menos en el corte del vídeo, las otras mujeres no dicen nada.

Este discurso, que el tipo argumenta lo hemos visto en otros lugares porque, a pesar de la brutalidad del mismo, esto está institucionalizado en muchas naciones y países como Arabia Saudí o Irán donde los clérigos lo dejan claro: la mujer a la casa bajo tutela del marido y fuera tapada, rehusar el velo es haram y castigable, reclamar derechos es reprensible ¿igualdad?…sois mujeres, sois mercancía de igualdad y libertad nada, eso son vicios de Occidente.

Sin embargo este desprecio no es patrimonio único del Islam, lo encontramos en la India también donde el gobierno tuvo que prohibir en La Ley de Técnicas de Diagnóstico Pre-Concepción y Prenatal – 1994 el seguimiento y revelación del sexo bebé por la gran cantidad de abortos realizados a fetos femeninos por las consideraciones culturales hacia las niñas y mujeres en la sociedad en La India (entre población de la religión Hindú). No nos olvidemos de las oleadas de violaciones que se dieron en La India hace unos años y que obligó a los tribunales a pronunciarse tras el escándalo internacional.

El tipo que habla en el vídeo no es ningún iluminado, es el representante de toda una corriente de opinión dentro del mundo árabe-islámico y lo vemos no sólo en el Líbano sino con el tratamiento hacia la mujer en países como Irak o Libia, que han retrocedido siglos en la historia, o la situación cada vez más comprometida de la mujer en Turquía, los asesinatos de honor en Jordania, Palestina o entre los kurdos como el caso Du’a Khalil Aswad en el norte de Irak en 2007.

En Egipto, por ejemplo, el juicio a las instagramers Haneen Hossam y  Mawada al Adham por “incitar al libertinaje, ofender los valores morales familiares y crear cuentas personales en las redes sociales para promover estos actos” y que se ha saldado con una sentencia de dos años de cárcel para cada una y 300.000 libras egipcias (18.736 dólares) sólo por bailar y vestir a la occidental.

Esto, sin embargo hunde sus raíces en lo más profundo de la cultura. Lo podemos conectar con otras tradiciones brutales como los matrimonios infantiles, el engorde de niñas en Mauritania, Sáhara Occidental y Mali, la ablación de clítoris en el África negra subsahariana pero también con el Bacha Posh afgano y tantas otras tradiciones contra los derechos de las mujeres.

Pero yendo más allá a otras actitudes machistas ¿saben que hay vírgenes juradas en Europa?, ¿no lo sabían? Pues sí, las hay en Albania y se las llama virgjeneshtë. Chicas que quieren vivir como hombres (es decir, libres) y para eso deben jurar vestir y comportarse como tales manteniéndose vírgenes de por vida. 

En América Latina vemos un machismo estructural en países como México (veamos el caso de las desaparecidas de Ciudad Juárez o las mafias de trata de mujeres), en los países de Centroamérica con el papel de la mujer en las maras latinoamericanas o como víctimas constantes (al ser consideradas más débiles y fáciles de atacar).

Estructuras brutales en países pobres y con un grave problema de estructura social, en unos casos rota por guerras interminables que destruyeron el tejido social, en otras radicalizadas por la religión o las costumbres bajo regímenes tradicionalistas o tras revoluciones involucionistas.

Un machismo tradicional del que también participan mujeres, porque dentro de esas estructuras hay mujeres matarifes guardianas de la tradición y la religión que machacan a aquellas que sólo buscan igualdad o, al menos, que no se las masacre o esclavice.

¿En Europa?, pues hay y habrá maltratadores, es una utopía pensar que los maltratadores vayan a desaparecer porque no lo harán como tampoco lo harán los violadores, asesinos, ocupas, traficantes de drogas etc…porque los delitos existen y lo único que se puede hacer es reducir su impacto social mediante la estrategia del “palo y la zanahoria” que, en este caso educación y punibilidad.

¿Las feministas de Europa? cazando moscas y enredadas en la espiral de la ideología e identidad de género y en la guerra de sexos que ha cogido lo mejor de la lucha de clases marxista y la guerra cultural de Gramsci, lo ha metido en una coctelera y ha salido un totum revolutum ajeno al feminismo real que ha parasitado el movimiento y lo ha llevado a cotas que ni es feminismo, ni igualdad ni nada sino castillos en el aire que han logrado desquiciar al individuo occidental que vive en una esquizofrenia constante que le hace pelear contra nubes cual gigantes que le hacen olvidar con frecuencia que más allá de los montes que circundan su bienestar existe un mundo frío, peligroso y hostil en el cual hoy, ahora mismo, mientras usted lee este texto hace la esposa del energúmeno del vídeo tenga que bañarle. 

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