jueves, marzo 28, 2024
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El humo del futuro

Pedro Sánchez regresó del futuro para presentarnos en bandeja de plata la España del 2050. El sofisticado informe contiene el ADN del actual Gobierno de coalición, con una economía intervenida por completo y toda una suerte de imposiciones y prohibiciones. Desde el tipo de consumo pensado para el ser humano, pasando por reducir la contaminación y la subida de impuestos, hasta las 35 horas semanales de trabajo. 

Las pensiones y el mercado laboral en la España actual penden de un hilo, pero el Gobierno tiene la solución para la España de dentro de tres décadas. No sabemos ni lo que nos va a pasar la semana que viene, como para intuir lo que ocurrirá dentro de 30 años. Presente usted en su empresa un plan a 30 años vista. Tal vez tenga suerte y solo se rían de usted. Y en un contexto de pandemia mundial, con su volatilidad correspondiente, que arrastra una cruda crisis y Dios sabrá cuándo saldremos de ella. Tampoco sabemos cómo se van a repartir, a día de hoy, los fondos europeos. Pero sí saben los que ahora gobiernan si podrás ir, dentro de 11.000 días, en un carro de madera o en un bólido a pedales de vacaciones a Benidorm.

“A los españoles nos cuesta reconocer nuestros méritos, pero pocos tienen en Europa un proyecto como éste”, se vanagloriaba Sánchez con su informe de casi 700 páginas. ¡Pobres expertos escribas! A este paso, no habrá quien pueda devorar un chuletón tranquilo sin la injerencia gubernamental, la que velará por nuestro buen hacer. 

Es evidente que el Gobierno no pasa por su mejor momento. La humillante derrota cosechada en Madrid ha sido un toque de atención serio para el PSOE, que trata de resarcirse como puede. Hay cierto nerviosismo, y se constató durante la última sesión de control en el Congreso. Las respuestas, sobre todo las de Sánchez, demostraban que el Ejecutivo ya no controla del todo las riendas. Vientos de cambio que asoman en política, siempre cíclica. 

Entre medias, una crisis diplomática con Marruecos. No es fácil torear a un vecino tan incómodo. El caos vivido en la frontera de Ceuta esgrimía un problema de gran calado que no estalló por casualidad. Las relaciones estaban muy deterioradas. Lo de acoger al líder del Frente Polisario tan solo fue la gota que colmó el vaso. Ante un desafío diplomático, contundencia diplomática. España no puede amedrentarse ni un ápice. Algo que haría cualquier país del mundo.

Con todo ese ruido, la ocasión fue idónea para presentar el informe ‘España 2050’, que no es más que humo embotellado del futuro. Una vieja táctica del que ostenta el poder para evadir los problemas del presente y vender las mieles invisibles del éxito que está por venir. 

Las crónicas del mañana tal vez escriban lo siguiente, en un salto extraño de tiempos verbales: “En un futuro muy lejano, de cuyo Gobierno nadie quiere acordarse, nació un vetusto informe económico y social que quiso solucionar los problemas de los españoles cuando estos ya no eran más que polvo en el viento”.

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