martes, abril 23, 2024
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Corea del Norte celebra un ostentoso desfile militar nunca visto

El desfile se celebró con motivo del 73 aniversario y no se exhibió ningún tipo de misil

Corea del Norte celebró hoy un desfile militar con motivo del 73 aniversario de su fundación, aunque se abstuvo de enviar mensajes a Washington o Seúl, no mostró misiles y redujo la dimensión del evento en comparación con otras ocasiones.

El desfile, celebrado en la madrugada del miércoles al jueves, llega con el hermético país encarando su peor crisis económica en los últimos 25 años por culpa de la pandemia.

También con ofertas de diálogo sobre la mesa -a las que no parece responder de momento- por parte surcoreana y de EE.UU., que ha propuesto al régimen reunirse «dónde y cuándo sea» para tratar de reavivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde 2019.

Sin embargo, poco puede extraerse sobre la actual disposición del régimen de unos fastos que parecieron destinados a levantar la moral doméstica y no a mostrar músculo militar como en anteriores efemérides.

Sin discurso de Kim

El líder norcoreano, Kim Jong-un, presidió el desfile, aunque durante el mismo no ofreció discurso alguno del que poder extraer algún mensaje destinado al exterior, según reportaron los medios estatales.

Como ya hizo en el desfile para el 75 aniversario del partido único celebrado el pasado octubre, Kim optó por lucir traje y corbata de tonos claros y no por la indumentaria estilo Mao.

Pero esa fue una de las pocas similitudes con el evento del otoño pasado, en el que el régimen presentó en sociedad su mayor misil balístico intercontinental (ICBM) diseñado hasta la fecha.

Incógnitas sobre la pandemia

Entre los elementos externos que amenazan al régimen se cuenta también el coronavirus, según se recordó durante el acto militar, donde, pese a la ausencia de mascarillas entre los participantes, una unidad desfiló vistiendo trajes epidemiológicos usados aparentemente en instalaciones fronterizas.

Desde que China decidió aislar la ciudad de Wuhan en enero de 2020, Corea del Norte, que a día de hoy dice no haber detectado aún un solo positivo tras realizar unos 38.000 test, cerró a cal y canto sus fronteras e incluso reforzó su seguridad con alambradas extra y órdenes de disparar a todo aquel que se aproxime.

La obstinación con mantener el territorio sellado ha impedido la entrada de capital extranjero en forma de inversión o ingresos turísticos y también de unas importaciones vitales para un país que depende enormemente de los productos chinos y cuyo castigado sector agrícola ha sufrido el embate de tifones y olas de calor en el último año.

El propio Kim Jong-un ha reconocido ante sus ciudadanos que el país pasa por momentos complicados y debe encarar una nueva «ardua marcha», el término usado por el régimen en la terrible hambruna de los noventa.

Vacunas rechazadas

Ante ese panorama y sin haber inmunizado aún a ninguno de sus ciudadanos, Unicef explicó recientemente para sorpresa de muchos que Corea del Norte, que ya rehusó recibir casi dos millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca, acaba de rechazar otros tres millones de la fabricada por el laboratorio estatal chino Sinovac.

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