martes, abril 16, 2024
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Cinco años del acuerdo de paz colombiano con las FARC: así fueron el pacto y sus consecuencias

Estas son las principales claves de la paz que se gestó el 24 de noviembre de 2016, con avances significativos a pesar de que el conflicto sigue dando coletazos

El próximo miércoles 24 de noviembre se cumplen cinco años de la firma del acuerdo de paz definitivo entre el Gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y las FARC, con el que la guerrilla más grande y antigua del mundo dejó las armas y se puso fin a un conflicto armado que se extendió más de medio siglo.

La paz supuso una reducción importante de la violencia y abrió un complejo proceso de reintegración y reconciliación, pero el conflicto sigue dando coletazos en el país.

Estas son algunas claves ante el quinto aniversario de esa firma:

Las negociaciones

Antes de este acuerdo casi todos los presidentes colombianos habían tratado de negociar con la guerrilla, en intentos fallidos sobre todo por la falta de voluntad política real de las partes.

El 4 de septiembre de 2012, Santos anunció las primeras «conversaciones exploratorias», que comenzarían en octubre en Oslo para continuar, si hubiera voluntad, en La Habana con una guerrilla que llegaba a la mesa de diálogo muy debilitada por las ofensivas militares de años anteriores.

«Si no hay avances, no seguiremos», dijo entonces Santos. Pero hubo avances, se llegó a una agenda y echó a andar un diálogo que estuvo lleno de roces, disputas y se alargó durante cuatro años con muchas amenazas de naufragio.

El 20 de julio de 2015, las FARC anunciaron el enésimo alto al fuego, primero temporal y luego indefinido, tras los anteriores fallidos, a lo que el Gobierno respondió el 26 de julio con la suspensión de bombardeos.

La firma y el polémico referéndum

El 23 de septiembre de 2015, Santos viajó a La Habana para anunciar que se había «logrado un acuerdo» para «lograr el máximo de justicia posible para las víctimas», y protagonizó un histórico apretón de manos con el entonces jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko».

Santos y «Timochenko» anunciaron fecha para la paz: «A más tardar» el 23 de marzo de 2016. Pero no pudo ser por «diferencias importantes con las FARC sobre temas de fondo», como admitió el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle.

Finalmente, el Gobierno y las FARC firmaron el 24 de agosto de 2016 un acuerdo de seis puntos «para sentar las bases de una paz estable y duradera», que debía ser sometido a referéndum para su firma definitiva.

Tras una campaña de desinformación y una enorme polarización en la que el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) se presenta como el más firme opositor del acuerdo, el plebiscito se votó el 2 de octubre de 2016 y fue rechazado con el 50,21 % de los votos.

Sin embargo, el Gobierno consiguió echarlo adelante, tras una renegociación, y Santos y Londoño firmaron el acuerdo de paz el 24 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá.

El acuerdo

El acuerdo contenía seis puntos, centrados en la reforma rural integral para un mejor reparto de la tierra, uno de los causantes del alzamiento de la guerrilla comunista; la participación política, que daba a los exguerrilleros diez escaños en el Parlamento durante dos legislaturas, el fin del conflicto y el proceso de desmovilización de los rebeldes.

Otros puntos fueron el «problema de las drogas», en el que las FARC tenían que explicar su relación con el narcotráfico y se pactaban soluciones a los problemas de sustitución de cultivos, el tema de las víctimas, para su reparación e indemnización, y por último la implementación, verificación y refrendamiento.

El 15 de agosto de 2017 concluyó el desarme de las FARC y quince días después la antigua guerrilla se formalizó como partido, con las mismas siglas pero distinto nombre: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, que este año cambió por «Comunes».

Falta de compromiso

El acuerdo echó a andar, pero en 2018 su principal detractor, el presidente Iván Duque, del Centro Democrático, ganó las elecciones.

Su Gobierno impulsó un programa de «Paz con legalidad» que ha intentado adaptar el acuerdo. Ha habido avances en sustitución de cultivos, que cada vez más se desmoronan y solo se han comenzado los planes alternativos en 8 de los 52 municipios.

La desmovilización de guerrilleros ha sido la más satisfactoria del mundo, pero Comunes denuncia que la vida de los reincorporados está en peligro y que 293 han sido asesinados desde la firma.

Los avances en la reforma rural, asumido por el Fondo de Tierras, también van muy lento, con el reparto de solo el 7,8 % de los 1,3 millones de hectáreas de tierras entregadas, que ya de por sí era menos de la mitad de las previstas en el acuerdo para su redistribución.

Además, desde la firma de la paz ha habido un resurgimiento de la violencia contra líderes sociales y defensores de los derechos humanos, fruto en gran medida de la reconfiguración de grupos armados y el surgir de disidencias.

Fuente: EFE

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