viernes, marzo 29, 2024
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Cientos de exmilitares estadounidenses, incluidos generales y almirantes, asesoran al Ejército saudí con permiso del Pentágono

Los oficiales de más alto rango cobrarían más de 200.000 dólares anuales de Riad, según The Washington Post

Los intereses económicos producen a veces alianzas inesperadas en el panorama geopolítico. Es el caso de la ambivalente relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí, marcada por el poderío petrolero del país árabe.

Bajo esta clave se comprende mejor la información publicada hace unos días por The Washington Post, según la cual cientos de militares retirados del Ejército y de la Armada estadounidenses han sido empleados por Riad para asesorar a sus fuerzas armadas. Según el rotativo, estas contrataciones se habrían realizado desde 2015 con el visto bueno del Pentágono pero con la pretensión de que permaneciesen en secreto. Otros países del golfo Pérsico, como Emiratos Árabes Unidos, también se habrían sumado a este intercambio.

El número de militares estadounidenses que habrían aceptado estos lucrativos puestos rondaría el medio millar, siempre según el Post, e incluye altos mandos como generales y almirantes. Algunos de ellos son el general retirado de cuatro estrellas James L. Jones, que fue asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama; o el general Keith Alexander, que dirigió la Agencia de Seguridad Nacional durante algunos mandatos de George W. Bush y del propio Obama.

Aunque el Congreso de Estados Unidos permite que sus militares retirados trabajen para gobiernos extranjeros, lo cierto es que Washington ha puesto gran empeño en que la información al respecto no saliese a la luz. Es así como durante años reservó todo dato al respecto, en particular los países que habían contratado a exmilitares estadounidenses y por qué cantidades. Según la información a la que ha tenido acceso The Washington Post, los generales más prestigiosos cobrarían más de 200.000 dólares anuales de Riad.

Tanto Arabia Saudí como Emiratos Árabes han intervenido en la guerra de Yemen como aliados del Gobierno en su lucha contra los rebeldes hutíes. El conflicto, iniciado en 2014, ha provocado la peor catástrofe humanitaria del planeta y más de 377.000 muertos, según la ONU.

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