sábado, abril 20, 2024
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Bitcoin: teoría de juegos y el “oro digital”

Mas allá de entender en profundidad el Bitcoin, o porque puede suponer la revolución tecnológica del siglo, existen dos argumentos que pueden hacer replantear la exposición a este activo. En primer lugar, comprar Bitcoin es una inversión de rendimiento asimétrico, es decir, su potencial de crecimiento resulta de mayor magnitud a su probabilidad de llegar a valer cero. En segundo lugar, su correlación con activos tradicionales es prácticamente nula y esto supone una característica muy atractiva para las personas que buscan diversificar su cartera.

Por muy reducida que pensemos que sea la probabilidad de éxito de Bitcoin, la teoría de juegos -que estudia cómo se relaciona un sistema económico con la conducta de un individuo- nos empuja a tener una participación en algo que sigue un ritmo de adopción mayor al de internet y que ya ha sido aceptado por países, empresas cotizadas, fondos y líderes tecnológicos.

El fondo de inversión Fidelity hace referencia a esta teoría de juegos cuando comenta en su último informe el verdadero coste de oportunidad al no tener exposición a Bitcoin. El citado informe establece que si la adopción actual continúa, los países que lo adopten antes serán más competitivos que los demás. En otras palabras, incluso los países que no consideren el Bitcoin como una futura moneda/reserva de valor, deberían adquirirlo como seguro por si acaba teniendo éxito. Algo que supone un pequeño coste hoy, evitará un potencial coste mucho mayor en el futuro.

El informe concluye prediciendo que a lo largo de 2022 no nos debería sorprender ver que naciones soberanas adopten la criptomoneda en sus balances.  Así lo hemos visto a lo largo de las últimas jornadas en regiones como la isla hondureña Próspera, la región portuguesa de Madeira y La República Centroafricana, que han adoptado Bitcoin como moneda de curso legal.

Si enfocamos la inversión desde el punto de vista de una cartera conservadora -donde la diversificación es clave para evitar riesgo-, incluiremos activos que sirvan de protección incluso cuando nos encontremos con una crisis financiera; por ello nos respaldamos en activos como el oro que debido a su escasez e imposibilidad de producir mayor cantidad artificialmente permite que su valor se mantenga en el tiempo a pesar de malas políticas monetarias.

Estos activos son utilizados como valor refugio, sirviendo como protección contra la inflación o desconfianza en el sistema monetario. En ese sentido Bitcoin, con su suministro limitado y su independencia directa de políticas económicas se convierte en el único oro digital, un valor refugio que a su vez preserva el derecho de propiedad con mayor rigor que ningún otro activo además de presentar una amplia funcionalidad: portable, transferible, y divisible.

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