martes, abril 23, 2024
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A la censura que le vayan dando, por César Vidal

Este miércoles, 11 de noviembre, dediqué el editorial del programa La Voz a la infame orden ministerial emanada del gobierno social-comunista español que coloca la persecución de los disidentes de los medios en manos de los servicios de inteligencia y de las fuerzas policiales. El texto no sólo constituye una ilegalidad rampante –¿cómo se pueden limitar derechos fundamentales con una mera orden ministerial?– sino que además reproduce el modelo de distintos regímenes totalitarios en que las libertades fueron desapareciendo paulatinamente hasta que llegó el cerrojazo final poniendo todo en manos de espías y policías. Históricamente, ha sido un proceso largo por lo general. Por ejemplo, los nazis no llegaron hasta ese punto hasta unas semanas después de comenzada la segunda guerra mundial y a Hugo Chávez le llevó años alcanzar ese punto. En España –todo hay que decirlo– el camino hacia la dictadura fue avanzado de manera encarnizada por el gobierno de Mariano Rajoy y como quien escribe estas líneas proclamó durante años cuando la izquierda regresara al poder apenas le quedaría camino por recorrer. Juzguen, por ejemplo, la trayectoria de Jorge Fernández Díaz en interior o de Cristóbal Montoro en Hacienda para percatarse de que no exagero.

Con la temática abordada el miércoles en el editorial de La Voz, mentiría si dijera que no nos esperábamos una represalia rápida y esa misma tarde –¡también es casualidad!– nos llegó el anuncio de que Youtube cerraba el canal de La Voz –un canal que supera los cien mil suscriptores– por una semana. La razón que se nos daba fue que en la sección de Vida sana que lleva Elena Kalinníkova se había recomendado el consumo de rábano rojo de acuerdo con las tesis del Dr. Shishonin. Sinceramente, me confieso incapaz de entender cuál es la peligrosidad del rábano rojo, pero el Dr. Shishonin tiene un canal en youtube en el que relata esas y otras mil cosas y el canal no se lo han cerrado. También puede ser que como es en ruso en youtube ni se enteran de lo que dice.

No es ésta la primera vez que Youtube la toma con La Voz. Por ejemplo, suele desmonetizar con frecuencia sus contenidos –una forma de presión económica indudable– pero lo tremendo es que a la hora de sancionar de esa forma específica la toma con cualquier sección del programa. Por ejemplo, en ocasiones, parece que se la tiene jurada a doña Sagrario Fernández Prieto que lleva una sección sobre cómo hablar adecuadamente español y otra de literatura. ¿Ofende a la gente de Youtube que se combata el leísmo? ¿No soporta que se recomiende a Ovidio? ¿Odia simplemente que se culturice a la gente? Sinceramente, no podría decirlo, pero da esa sensación.

Bajo ese ataque de la censura, se comprueban, de entrada, tres cosas. La primera es que la mayoría de los medios se calla temerosos de perder el alpiste que le proporciona el poder gracias a la labor de expolio y saqueo protagonizada por los esbirros de la Agencia Tributaria.  La segunda es que hay gente –poca pero muy digna– que se atreve a manifestarte su solidaridad incluso en público. Jano, Cristina, Javier, Will… gracias por vuestro compañerismo y por vuestra gallardía. La tercera es que siempre hay que estar preparados.

En previsión de que pudieran suceder situaciones como ésta, a inicios de temporada, el equipo de La Voz creó una plataforma de contenidos exclusivos llamada cesarvidal.tv donde por siete dólares de suscripción mensual –o setenta, anual– hemos ido colgando todos los materiales que circulan en Youtube o ivoox, pero también otros que son de carácter audiovisual como los programas de El Gran Reseteo, Las columnas de la sin-razón o Camino del sur, entre otros. De hecho, nuestra respuesta inmediata a la censura de esta semana fue articular una oferta consistente en que todos los nuevos usuarios que se registren en http://cesarvidal.tv con el código BYEBYEYOUTUBE tendrán 7 días gratis y luego un 10% de descuento durante todo un año si deciden renovar la suscripción. Creímos hace unos meses que si nos agredían, debíamos contarí con una plataforma en la que refugiarnos y continuar la batalla por la verdad y la libertad. No nos equivocamos al dar ese paso. A decir verdad, ha sido todo lo contrario.

Personalmente, estoy convencido de que estos episodios se van a convertir en algo cada vez más habitual para cualquier medio que pretenda aportar cualquier información independiente y más cuando esos medios, en mayor o menor medida, están dejando de manifiesto la creciente falta de credibilidad de la prensa convencional. Permitan que les brinde un ejemplo. En la lista de podcasts más descargados de ivoox en España, La Voz figura en quinto lugar, pero delante no tiene un solo programa de información.  Está el fútbol, el humor, pero no el análisis. Detrás –muy, muy por detrás– figuran la SER, la Cadena COPE, Onda Cero y el resto de las radios que emiten en España. Lo que ha colocado a La Voz en esa posición no son los medios de que dispone, ciertamente, modestos sino simplemente su integridad, su profesionalidad y su veracidad. Dicho sea de paso, La Voz no acepta publicidad ni privada ni pública precisamente para salvaguardar su independencia.

Déjenme darles otro ejemplo de la molesta e innegable irradiación de La Voz. Según el último informe, La Voz cuenta con unos cuatro millones y medio de descargas mensuales en Youtube y Ivoox sin contar su página web, cesarvidal.tv y otras redes. Y además es un medio no nacional sino internacional que se escucha –literalmente– desde Alaska a la tierra del fuego en América y desde Japón a Australia en Asia.

Que pretendan censurarlo es lógico, que lo hagan no lo es menos, pero que consigan enmudecerlo es cuestión muy diferente. Sin ningún tipo de enfeudamiento ni servilismo, La Voz lleva ya siete temporadas en antena con el único respaldo económico de un crowdfunding anual en el que sus oyentes han dejado de manifiesto, año tras año, que desean que continúe escuchándose porque para ellos es la voz de los que no tienen voz, es, a fin de cuentas, su voz. Y como todo depende de los oyentes y no de un director que un día decide quitarte las columnas que has escrito durante década y media, la mayor parte de los años gratis, y como todo depende de un grupo de profesionales insobornables como Isaac Jiménez, Lorenzo Ramírez o María Jesús Alfaya y como todo depende de un elenco de colaboradores difícil de superar, y como todo depende de Dios que nos sigue dando salud y fuerzas, La Voz no sólo volverá a Youtube sino que además seguirá, Dios mediante, oyéndose frente a la censura. ¿Qué sucederá en el futuro? Como decía el poeta, no está el mañana ni el ayer escrito. Previsiblemente, los ataques de la censura se recrudecerán y más cuando España parece encaminarse hacia su transformación en un estado policial donde no hay seguridad ni en las fronteras ni en las calles, pero sí encarnizamiento contra el disidente. En lo que a nosotros respecta, seguiremos, con la ayuda de Dios, cumpliendo con nuestro deber y a la censura… que la vayan dando.

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