THE OBJECTIVE
Celia Teixidó Guirao

La Revolución mexicana de 1910

La sumisión de un México atado a la dictadura de Porfirio Díaz desembocaría en una oleada de sublevaciones liberales que, aunadas a una serie de acontecimientos, asentarán las bases de la revolución mexicana

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La Revolución mexicana de 1910

La sumisión de un México atado desde 1876 a la dictadura de Porfirio Díaz desembocaría en una oleada de sublevaciones capitaneadas por un antiguo régimen liberal que, aunado a una serie de acontecimientos políticos, económicos y sociales, asentará las bases de una revolución mexicana que libere al país de las cadenas del autoritarismo. 

Tras la reelección del general Porfirio Díaz como presidente y la elección de Ramón Corral como vicepresidente en las elecciones de 1903, múltiples voces de protesta se alzarán contra su renovación, siendo encarceladas y asesinadas por el dictador. Con todo, el pueblo no se rendirá y retomará las protestas en 1906, momento en el que organiza la huelga de la Cía. Minera, en la cual participarán miles de obreros demandando igualdad en los salarios para extranjeros y nacionales. Mientras tanto, los clubes liberales, ya surgidos en 1900, se consolidarán en 1905 entorno al PLM (Partido Liberal Mexicano), bajo el lema “Reforma, Libertad y Justicia”, e iniciando sus primeras insurrecciones al son del movimiento obrero. 

Al margen del PLM, surgirán en 1909 otros dos partidos opositores más: el Partido Nacional Democrático y el Partido Antirreeleccionista. De este último es de donde saldrá Francisco I. Madero, uno de los protagonistas de aquella revolución que se asoma. Reformista y liberal convencido, escribirá “La Sucesión Presidencial en 1910”, a través del cual hará un estudio exhaustivo sobre la situación política del momento.

Con la Convención Nacional Independiente de abril de 1910, y tras haber hecho campaña y difundido sus ideas por todo el país, se proclamaría a Madero como candidato a la Presidencia de la República, provocando el alarme del gobierno y su consiguiente acusación de ultrajes a la autoridad e intento de rebeldía. Será trasladado a San Luis Potosí, pero su defensa lograría su libertad, con la condición de permanecer en la ciudad.

Primera fase: el círculo vicioso mexicano

La revolución mexicana comenzaría exactamente en 1910, como consecuencia de la reelección de Porfirio Díaz y Ramón Corral, como presidente y vicepresidente. Ante esta inadmisible situación, Madero se fugaría hacia San Antonio, Texas, desde donde se dispondría a dar inicio a la lucha armada el 5 de octubre por medio de la proclamación del Plan de San Luis, en donde señalaría lo siguiente en el artículo 7: “El 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”.

Podría decirse que ésta se desata con el tiroteo y posterior represión sufrida por la familia de Aquiles Serdán, antirreeleccionista que encabezaba uno de los centros más peligrosos del partido, el cual aguardará en su casa a individuos con armas, siendo fusilado al día siguiente por el soldado de guardia. A lo largo de las siguientes semanas, surgirán diversos guerrilleros que se distribuirán, principalmente, por las zonas de Morelos, Michoacán, Jalisco, Hidalgo y Chihuahua. 

El 10 de mayo de 1911, la ciudad de Juárez sería tomada por el revolucionario Pascual Orozco y, desde allí, Madero enviaría un telegrama exigiendo, de nuevo, la renuncia de los dos líderes del país. El día 21 de ese mismo mes se celebrarían los Tratados de Ciudad Juárez, por medio de los cuales se aceptaba la renuncia de Porfirio Díaz y de Ramón Corral, dando fin el día 25, por tanto, a la época del porfiriato.

Una vez exiliado Díaz en Francia, el Partido Antirreeleccionista se reorganizaría y desembocaría en el Partido Constitucional Progresista, esta vez con el lema “Sufragio Efectivo. No Reelección”. La propuesta inicial del PCP acerca del establecimiento de Madero como presidente y de Pino Suárez como vicepresidente se mantendrá y, al efectuarse las elecciones, obtendrán la victoria. Los primeros pasos gubernamentales de Madero estarán marcados por un levantamiento capitaneado por Emiliano Zapata que pedía su dimisión por no promulgar una ley agraria y por el Plan de Chihuahua (también conocido como Plan de la Empacadora), en el cual Francisco Villa, gobernador de la región, desconocía al presidente y demandaba reformas sociales. Estos intentos de boicot terminarán en el derrocamiento de Villa y de Pascual, y en el nombramiento de Victoriano Huerta como comandante de la División del Norte. Con todo, Huerta terminaría traicionando a Madero al año siguiente (1913), aliándose con una oposición que se sublevaba contra él, hasta acabar haciéndose con el poder el 19 de febrero de ese mismo año tras la renuncia del presidente. Finalmente, esta primera fase de la revolución terminaría con el fusilamiento de Francisco I. Madero tres días después junto a su compañero Suárez. 

Segunda fase: la llegada del liberalismo y la Constitución de 1917

A partir de este momento, Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos, comenzaría a intervenir en el asunto mexicano a favor de los huertistas. En 1914, las tropas revolucionarias, encabezadas por Venustiano Carranza, político liberal, se dividirán en tres ejércitos: el Ejército del Noreste, el del Norte y el del Noroeste. Mientras tanto, los gobiernos de Argentina, Chile y Brasil se convertirán en los principales voceros contra los carrancistas. Poco a poco, los rebeldes se irán haciendo con el control hasta provocar la renuncia al poder por parte de Huerta, ocupando así su lugar Francisco Carvajal el día 15 de julio. 

Derrotado el régimen huertista, una lucha interna en el seno revolucionario entre Venustiano Carranza, Francisco Villa y Emiliano Zapata le sucedería. Esta disputa no será compartida por lo demás grupos, por lo que convocarán la Convención de Aguascalientes en octubre de 1914 para acordar la renuncia de estos tres personajes a sus puestos y el nombramiento de Eulalio Gutiérrez como presidente. Gutiérrez dejará la presidencia el 28 de mayo de 1915, adentrándose el país en otro enfrentamiento entre villistas y carrancistas que derivará la figura de Álvaro Obregón (líder de las tropas carrancistas) como autoridad principal, comenzando una era de represión hacia los religiosos. Esta persecución provocará el reconocimiento de Carranza como legítimo gobernador y el consiguiente enfado de unos villistas que, de manera fracasada, se sublevarán contra él. 

Con el apoyo del ejército, Carranza trabajará durante dos meses para elaborar una nueva constitución, la Constitución de 1917, que introducía elementos nuevos (y ansiados) en lo que respecta al mundo agrario, entre otros como la libertad religiosa, la prohibición de la esclavitud, el otorgamiento de derechos individuales, una forma de gobierno republicana, representativa, democrática y federal o la división de poderes. El “boceto” original de la Constitución estuvo redactado por los diputados José Natividad Macías, Félix F. Palavicini, Luis Manuel Rojas, Alfonso Cravioto, Manuel Andrade y Juan N. Frías, pero, conforme avancen las sesiones, el proyecto será modificado hasta alcanzar su forma final y promulgarse. 

Pese al evidente avance democrático que esta constitución suponía, México todavía no conocería la paz, pues los zapatistas se sublevarían contra el gobierno en una batalla en donde las traiciones internas gubernamentales serán constantes. Jesús Guajardo, coronel carrancista, traicionará y asesinará al líder agrarista en Chinameca, y el general Obregón, el cual había ejercido como ministro de guerra y marina durante las primeras fases de la legislatura, se levantaría contra Carranza al verse en desventaja en su lucha por la candidatura oficial para las siguientes elecciones federales y ordenaría asesinarle el 21 de mayo de 1920. 

De este modo, Álvaro Obregón subirá a la presidencia y asesinará a Emiliano Zapata y Francisco Villa por miedo a otro de sus levantamientos armados. Con todo, será en este momento cuando, en cierto modo, y pese al posterior asesinato de Obregón, el panorama político mexicano se estabilice, comenzando el Maximato en el país. 

Estamos hablando, por tanto, de una larga revolución liberal que hundió a México en una atmósfera de barbarie e inestabilidad, en donde la causa mexicana fue el motivo de una amplia movilización nacional que desterraría del país esa tiranía política de la época. 

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